En el versículo que te mostraremos en este artículo verás al salmista David dando gracias a Dios por ser su escudo y por haberle otorgado habilidad y protección. En este cántico, el salmista dirige palabras de honra y gloria a Dios por haber sido misericordioso con él.
Es importante saber que el rey Saúl no quería reconocer que David era un guerrero sabio y poderoso enviado por Dios. Sin embargo, todo cambió cuando el rey se puso celoso y comenzó a perseguir a David, enviándole guardias para hacer guerra contra él y los que estaban con él.
Por eso vemos a David agradeciendo la misericordia de Dios en su vida. A continuación, veremos las palabras que David pronunciaba, exaltando el nombre del Señor:
Me diste asimismo el escudo de tu salvación;
Tu diestra me sustentó,
Y tu benignidad me ha engrandecido.
Salmos 18:35
Tú eres mi escudo y mi fortaleza, el que me sustenta y escudo eres en frente de mí. Es bueno reconocer todo lo que Dios hace a nuestro favor. El salmista sabía que, si Dios no estuviera con él, el rey Saúl acabaría con él.
El Señor cuidó cada uno de sus pasos, dándole fuerzas y sabiduría para poder actuar. Sus habilidades fueron aumentadas. Por eso, David dirige este cántico hacia Dios, ya que su vida dependía totalmente del Señor.
Hermano, si tu vida depende del Señor, agradece al Señor. Él es tu escudo y sustento, así que reconoce Su gloria y poder.