En el salmo 37, David habla del camino de los hombres malos. Al inicio de este capítulo, podemos ver lo que él decía acerca del hombre impío.
La conducta del hombre impío era muy diferente a la del justo. El salmista aconseja no impacientarse a causa de los hombres malvados ni tener envidia de ellos, ya que pronto serían cortados porque sus frutos no son buenos.
La gran diferencia entre el hombre justo y los impíos es que el justo tiene misericordia, es honesto y da con generosidad, mientras que el impío toma prestado y no paga debido a su mala conducta.
Por eso, este capítulo destaca la diferencia entre estos dos tipos de personas:
El impío toma prestado, y no paga;
Más el justo tiene misericordia, y da.
Salmos 37:21
Mientras el hombre justo hace el bien, manifiesta sus buenas obras, actúa con misericordia y da al necesitado, el impío toma prestado y no paga, maltrata a los que están a su alrededor y no tiene misericordia porque en su corazón hay maldad.
Tú, que eres siervo fiel delante del Señor, que practicas la justicia, amas y tienes misericordia, eres un verdadero hijo de Dios. Pero veremos a aquellos que practican el mal, que toman prestado y no pagan; estos serán cortados y castigados por Dios.
Hermanos, no perdamos la paciencia ni tengamos envidia, como nos dice el salmista. En cambio, miremos al Señor, practiquemos las buenas obras y sigamos adelante.