Esta es una oración matutina de confianza en Dios. El salmista David busca protección de Dios cuando se encontraba huyendo de Absalón, su hijo. En este salmo podemos ver a David diciéndole a Dios que cada día sus adversarios se aumentan.
Aquel que mantenía la frente en alto del salmista David era el Señor, el que era su escudo y lo guardaba cuando era perseguido por sus adversarios. Pero es importante ver que este hombre no se rendía, sino que ponía toda su confianza en el Señor para que lo ayudara.
Nadie podía prosperar en contra del salmista, ya que su escudo era Dios. Es por eso que veremos a continuación en el capítulo 3, verso 3:
Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
Salmos 3:3
Es bueno tener en cuenta que, aunque nuestros adversarios se aumenten, debemos recordar la oración del salmista. Esta es la mejor forma de enfrentar a nuestros enemigos; no debemos temer porque el Señor es nuestro escudo.
Como hijos de Dios también podemos decir: «Señor, eres escudo alrededor de mí y de mi familia, en ti confío aunque mis enemigos se aumenten y aun me estén persiguiendo». Dios es y será tu socorro.
Hermanos, no olvidemos que Dios es quien levanta nuestra cabeza. Es por eso que debemos depositar nuestra confianza en Él. Él es nuestro escudo y ese escudo nos rodea día tras día.