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Rescátame, y líbrame de la mano de los hombres extraños

Rescátame, y líbrame de la mano de los hombres extraños, Cuya boca habla vanidad, Y cuya diestra es diestra de mentira.

Cuando vayamos a pedir socorro, recurramos a nuestro Dios, porque nuestro ayudador y cuidador es nuestro Dios grande en ejércitos, grande en misericordia y poderoso sobre todas las cosas.

En este salmo 144, en su verso 11, podemos ver la súplica del salmista dirigida a Dios. En esta oración, David pedía al Señor ser librado de los que le perseguían y de aquellas personas que seguían la vanidad. Eran hombres extraños con un corazón alejado del Señor.

Es beneficioso leer y reflexionar sobre el capítulo 144 de los Salmos y su verso 11. Esta poderosa oración dirigida a Dios también puede ayudarnos en nuestros propios caminos.

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Rescátame, y líbrame de la mano de los hombres extraños, Cuya boca habla vanidad, Y cuya diestra es diestra de mentira.
Salmos 144:11

El versículo 1 comienza con una exaltación al Señor por Su bondad y gran misericordia. Estar en Sus manos significa ser librados de las manos del hombre malvado. Bendito seas, Señor, porque eres mi fortaleza, mi castillo y mi roca eterna.

En nuestras mayores luchas es cuando debemos estar más cerca de nuestro Señor, orar con el corazón, y así seremos beneficiados por Su gran misericordia y prosperados en gran medida. Todos alabemos al Señor con salterios y cánticos, levantemos nuestras manos a Dios.

Queridos hermanos en Cristo Jesús, Dios siempre está ahí para apoyarte. Ora así como el salmista dispuso su corazón para que Dios lo librara de sus enemigos, tal como se describe en el verso 11. No temas, porque Dios te librará de tus enemigos.

Este salmo nos enseña que el Señor no solo escucha, sino que también actúa en favor de los suyos. David entendía que la victoria no venía por la espada ni por el número de soldados, sino por la intervención divina. Cada palabra de este salmo nos recuerda que, cuando clamamos a Dios, Él responde, mostrando Su fidelidad y Su amor. En medio de los tiempos difíciles, podemos descansar en la promesa de que el Señor pelea por nosotros.

Cuando enfrentamos situaciones que parecen imposibles, debemos recordar que la mano del Señor es poderosa para rescatarnos. Así como David clamó en medio de la guerra y de la persecución, también nosotros podemos clamar en medio de nuestras batallas personales: angustia, enfermedad, crisis económica o conflictos familiares. Dios no cambia, y Su poder permanece igual de fuerte hoy que en los días del salmista.

El versículo también resalta la diferencia entre aquellos que viven en la mentira y quienes buscan la verdad de Dios. Los hombres extraños simbolizan a las personas que viven apartadas del Señor, siguiendo la vanidad y los deseos terrenales. Por eso, debemos cuidarnos de no andar en esos caminos y mantener un corazón recto, limpio y sensible a la voz de Dios. La vanidad y la mentira solo conducen a la destrucción, pero los que permanecen en la verdad hallarán salvación.

De igual modo, el salmo nos llama a reconocer nuestra dependencia total del Señor. No somos autosuficientes, y por más fuerzas o habilidades que tengamos, siempre necesitaremos la dirección y la protección divina. Cuando nos postramos ante Dios y reconocemos Su soberanía, Él nos levanta con poder y nos da la victoria sobre cualquier adversidad.

Pidamos entonces a Dios que fortalezca nuestra fe y nos libre de los hombres falsos, de las palabras vanas y de todo aquello que intente separarnos de Su propósito. Que podamos decir con confianza, como David: “Bendito sea el Señor, mi roca, quien adiestra mis manos para la batalla y mis dedos para la guerra”. De esta forma, aprenderemos a vivir bajo Su cobertura y a confiar plenamente en que Su ayuda llega en el momento justo.

Por último, recordemos que el socorro del Señor es permanente. Él no llega tarde, ni olvida a los suyos. Si hoy te sientes rodeado por problemas, eleva tu mirada al cielo, ora con fe y espera en Su misericordia. Así como David fue librado de sus enemigos, también tú verás la mano de Dios obrando con poder en tu vida.

Los malos serán hollados en aquel gran día
Cada día nos colma de beneficios el Dios de nuestra salvación
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