Este Salmo es un cántico de David por la bondad de Dios y por los beneficios que el Señor otorga a Sus fieles seguidores, colmándonos cada día de grandes bendiciones y brindándonos salud y bienestar en nuestro camino.
El contexto de este Salmo nos muestra a un David profundamente agradecido, consciente de que todo lo que ha logrado no proviene de su propia fuerza, sino de la mano poderosa del Señor. No se trata de una gratitud superficial, sino de una alabanza que brota de la experiencia real de haber visto a Dios actuar en medio de circunstancias difíciles, peligros y batallas intensas.
Es innegable que el Señor otorga beneficios abundantes a Su pueblo cada día. Por ello, vemos a un David victorioso en las batallas, con Dios y Su pueblo a Su lado en todo momento.
Las victorias de David no fueron producto del azar ni de una estrategia militar superior, sino del respaldo divino. En cada enfrentamiento, David entendía que sin la presencia de Dios no había posibilidad de triunfo. Por eso, antes de celebrar, reconocía públicamente que el Señor había sido quien peleó por su pueblo y les concedió la victoria.
Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios
El Dios de nuestra salvación. Selah
Salmos 68:19
Este versículo encierra una verdad profunda: los beneficios de Dios no son ocasionales ni esporádicos, sino diarios. El salmista no dice “algunas veces” ni “en ciertos momentos”, sino “cada día”. Esto nos revela el carácter constante y fiel de nuestro Dios, quien no se cansa de cuidar, proveer y bendecir a Sus hijos.
David canta salmos al Señor por su rescate hacia Su pueblo, porque siempre estuvo con él en cada proceso de batalla. En cada Salmo, David resalta la grandeza de Dios y la ayuda que recibió del Señor para obtener la victoria sobre sus enemigos. Estos son solo algunos de los muchos beneficios que nuestro Dios brinda.
La alabanza de David no era un simple acto religioso, sino una expresión sincera de gratitud. Él entendía que cantar al Señor era una forma de recordar todo lo que Dios había hecho y, al mismo tiempo, de fortalecer su propia fe. Cada salmo era un testimonio que inspiraba al pueblo a confiar en el Dios de su salvación.
Amigo, es importante que entiendas que al caminar en los senderos del Señor, serás beneficiado con Su bondad y cuidado, protegiéndote del mal que pueda acecharte. Dios te cuidará y te concederá la victoria.
Caminar con Dios no significa que nunca enfrentaremos dificultades, pero sí significa que no las enfrentaremos solos. El Señor promete Su presencia constante, Su dirección y Su protección. Aun cuando atravesamos valles oscuros, Su mano nos sostiene y Su voz nos guía hacia lugares de descanso y seguridad.
Querido hermano y amigo, solo en Dios podemos celebrar nuestras victorias. Por eso, glorifica al Señor con todo tu corazón y agradece por Sus abundantes beneficios. Sigue adelante, porque la victoria proviene del Señor.
Muchas veces el ser humano tiende a atribuir sus logros a su esfuerzo personal, olvidando que cada oportunidad, cada talento y cada recurso provienen de Dios. David nos enseña, a través de este Salmo, a devolver la gloria al único que la merece. Reconocer a Dios en nuestras victorias nos mantiene humildes y dependientes de Su gracia.
El salmista reconocía que todas las bendiciones venían del cielo y que sin la intervención divina nada podría lograr. Él no atribuía su éxito a su fuerza o inteligencia, sino al poder de Dios. De la misma manera, nosotros debemos reconocer que cada respiración, cada nuevo amanecer y cada oportunidad son dádivas de la gracia divina.
Este reconocimiento nos ayuda a vivir con un corazón agradecido y consciente de la presencia de Dios en lo cotidiano. No solo en los grandes milagros, sino también en los pequeños detalles, el Señor nos colma de beneficios que muchas veces pasan desapercibidos si no aprendemos a mirar con ojos espirituales.
Cuando David dice: “Cada día nos colma de beneficios”, nos recuerda que el amor de Dios no es ocasional ni intermitente, sino constante. Aun cuando enfrentamos pruebas, el Señor sigue siendo nuestro refugio y proveedor. Es en los momentos difíciles donde más se manifiesta Su fidelidad y cuidado paternal.
Incluso en medio del dolor, la pérdida o la incertidumbre, Dios sigue obrando a favor de Sus hijos. Sus beneficios no siempre se presentan como lo esperamos, pero siempre llegan en el momento preciso. A veces se manifiestan como fortaleza interior, otras como consuelo, y muchas veces como una paz inexplicable que guarda nuestro corazón.
Cada beneficio que recibimos del Señor debe impulsarnos a tener un corazón agradecido. No basta con disfrutar de Sus bendiciones; debemos también recordar de dónde provienen y compartir con los demás lo que Dios ha hecho. Un corazón agradecido se convierte en testimonio vivo del poder y la misericordia del Creador.
La gratitud transforma nuestra manera de vivir. Cuando agradecemos a Dios, dejamos de enfocarnos en lo que nos falta y comenzamos a valorar lo que ya hemos recibido. Este cambio de perspectiva nos permite vivir con gozo, esperanza y confianza, incluso en tiempos de dificultad.
Así como David no se cansaba de cantar alabanzas, también nosotros debemos alabarle por Su fidelidad diaria. La alabanza es un arma poderosa que renueva el alma, fortalece la fe y mantiene viva la esperanza en medio de cualquier batalla. Cuando adoramos, reconocemos que no somos autosuficientes, sino completamente dependientes del Señor.
La alabanza no solo honra a Dios, sino que también edifica nuestro espíritu. Nos recuerda quién es Él y quiénes somos nosotros en Sus manos. En la alabanza, declaramos nuestra confianza en el Dios que salva, protege y bendice a Su pueblo cada día.
Dios no solo nos colma de beneficios materiales, sino también espirituales. Él nos da paz cuando el mundo ofrece angustia, perdón cuando hemos fallado y fuerza cuando sentimos que ya no podemos continuar. Estos beneficios espirituales son mucho más valiosos que cualquier riqueza terrenal, porque permanecen para siempre.
Los beneficios espirituales fortalecen nuestra relación con Dios y nos preparan para enfrentar la vida con fe y esperanza. Nos recuerdan que nuestra mayor herencia no está en este mundo, sino en la vida eterna que Él nos ha prometido.
En conclusión, este Salmo es un llamado a la gratitud y a la confianza en el Señor. A diario debemos detenernos y reflexionar en todo lo que Dios ha hecho y sigue haciendo por nosotros. Cada día es una nueva oportunidad para reconocer Su amor, agradecer Sus beneficios y vivir con gozo en Su presencia.
No olvides nunca que el mismo Dios que bendijo a David sigue obrando hoy, colmando a Sus hijos de misericordia, gracia y bendición. Si confiamos en Él, caminamos en Sus caminos y le damos la gloria que merece, podremos decir con seguridad, junto al salmista: “Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios, el Dios de nuestra salvación”.
4 comments on “Cada día nos colma de beneficios el Dios de nuestra salvación”
Dios es el mismo de ayer y de hoy y por siempre aunque no lo miremos pero podemos sentir su presencia que acampa a cada unos de los que somoss hijos de él amados hermanos amémonos unos a otros así mismo nos dejó dicho nuestro dios pues el es nuestra protección divina cuando estamos en sus manos nadie nos arrebata el enemigo uye lo ato y lo reprendo en el nombre de Jesús amén aleluya Dios les bendiga hasta pronto
Cada día sus misericordias son nuevas, y digo esto aún desde mi dolor físico .. aun así sé que Dios sana 2000 años después El sigue haciéndo milagros!!
Bendito sea su nombre!
Que tú Fé sea inamovible, persevera esta vida es una lucha porque no pertenecemos a este mundo ..
Hermosa enseñanza, cada día Dios muestra su amor y misericordia por cada ser humano, y como dice en su palabra por su misericordia no hemos sido consumido.
Sin el Todopoderoso nada es posible. La gloria es tuya y en estos tiempos quiero pedirte que intercedas y toques nuestros corazones para que exista la paz en este mundo con tantos conflictos. Y que tomemos conciencia de que tu y solo tú mereces la gloria.