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Larga vida y salvación son otorgados a los que habitan al abrigo del Altísimo

Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.

Los justos son aquellos que caminan delante del Señor y siguen Sus caminos, proclaman Su voluntad divina. Es por esto que se les concede larga vida y salvación, porque obedecen al Señor más que cualquier otra cosa.

Podemos afirmar que esta es la promesa del Señor para aquellos que le obedecen y le aman. Dios promete cuidarlos y bendecirlos, y es por eso que han depositado su amor en el Señor, demostrando que pueden confiar plenamente en Él debido a que han sido testigos de Su gran fidelidad.

Estas palabras no son pronunciadas por el pueblo del Señor, sino que son dichas por el Señor para Su pueblo. Y esto es lo que nos dice el Salmo 91 en su versículo 16:

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Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.
Salmos 91:16

El Dios todopoderoso saciará sus vidas con larga vida, los bendecirá y les mostrará la salvación a todo Su pueblo que confía en Él. Ellos habitan bajo la sombra del Altísimo, le llaman y Él responde, cuidándolos en su caminar tanto de día como de noche.

En medio de la oscuridad, Él enciende una luz y la hace brillar para que puedan caminar seguros. Este es nuestro Dios grande y poderoso que ama a Su pueblo. Este es el compromiso del hombre con Dios: llevar Su palabra y ser obediente en todo su camino.

Si seguimos Sus palabras, recibiremos Su promesa y seremos cuidados por el Señor, quien será nuestro Dios y moraremos bajo Su sombra, porque Él es el Altísimo.

Cuando analizamos este pasaje, comprendemos que la larga vida que Dios promete no solo se refiere a los años físicos que una persona puede vivir, sino también a una vida plena, llena de propósito, paz y bendición. El Señor ofrece una existencia abundante en sentido espiritual, donde Su presencia llena cada día de significado. La verdadera longevidad está en permanecer en Su voluntad y disfrutar de la comunión con Él, tanto en la tierra como en la eternidad.

El justo no teme al futuro porque sabe que su vida está en las manos del Señor. Aunque los tiempos sean difíciles, Dios extiende Su misericordia y renueva las fuerzas de los que le aman. Es por eso que muchos hombres y mujeres de fe han experimentado cómo el Señor los sostiene, los libra del peligro y los bendice más allá de lo que podían imaginar. Esta es una manifestación clara de Su fidelidad a lo largo de los años.

Recordemos que el Salmo 91 es una declaración de protección y esperanza. Cada versículo está lleno de poder y promesas que alimentan el alma. Nos recuerda que, bajo las alas del Altísimo, hay refugio seguro. Por tanto, quien habita cerca de Dios no será movido ni temerá los ataques del enemigo, porque el Señor lo rodea con Su escudo de amor. Esa es la razón por la cual el justo disfruta de una vida prolongada y de la seguridad de la salvación.

El creyente que deposita toda su confianza en el Señor puede vivir sin temor. Su esperanza está anclada en un Dios eterno que no falla, que cumple cada una de Sus promesas. Por eso, cuando el corazón se rinde a Él y obedece Su palabra, no hay nada que temer, porque el Altísimo extiende Su mano poderosa para guardar y fortalecer a Sus hijos.

Vivamos entonces cada día agradecidos por la vida que el Señor nos da, valorando cada oportunidad para servirle y honrarle. Él nos promete larga vida y salvación, una vida que trasciende los años y se proyecta hacia la eternidad. Que nuestra fe permanezca firme y que nuestras acciones sean un reflejo de gratitud por todo lo que el Señor ha hecho y seguirá haciendo por nosotros.

Perecerán en su propia perdición
Los sabios heredarán honra, mas los necios llevarán ignominia
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