Uno de los eventos más sorprendentes está por ocurrir. Esto se debe a que Jesús mismo lo anunció. Vendrá muy pronto, y con Él se irán aquellos que han soportado todo por Su gran amor y sacrificio en la cruz.
Debemos estar agradecidos por este grandioso gesto del Señor hacia nosotros, los seres humanos. Por eso, cada uno que siga la voluntad del Señor debe permanecer fiel delante de Él, para que, en aquel día cuando Él venga, puedas ser levantado junto con aquellos que ya han fallecido y están esperando Su regreso.
El libro de Hebreos, en su capítulo 9, verso 28, nos habla acerca de ese gran día de la venida del Señor y del gran sacrificio que hizo en la cruz para brindarnos salvación y vida eterna.
así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.
Hebreos 9:28
El autor de este libro nos habla acerca del Señor y del sacrificio tan grande que hizo para que el hombre muriera una sola vez y fuese salvo por medio de la santificación en el Señor.
A través de Su sacrificio, hemos pasado de la muerte a la vida y de la oscuridad a la luz. Jesús, el soberano, vendrá y levantará a todos aquellos que han aceptado Su voluntad, no se han negado a cargar Su cruz y han seguido el camino del Señor.
En este momento, el Señor nos hace un llamado a través de este autor para que podamos reconocer el sacrificio que Él hizo en la cruz por nuestra salvación. Ven y búscalo, y serás uno de aquellos que se levantarán en el día del Señor.
Cuando la Biblia habla del regreso del Señor, lo hace con palabras de esperanza. Es un mensaje que llena de consuelo el corazón de aquellos que han creído en Él. La promesa del regreso de Cristo ha sido una de las más esperadas a lo largo de la historia, y muchos hombres y mujeres de fe han vivido confiando en que ese día llegará. No se trata de una historia simbólica, sino de una verdad que Jesús mismo declaró: «Vendré otra vez y os tomaré a mí mismo» (Juan 14:3).
Cada día que pasa nos acerca más a ese glorioso momento. El creyente debe mantenerse vigilante, preparado y lleno de fe. Vivir con la mirada puesta en el cielo no significa olvidar nuestras responsabilidades terrenales, sino vivir de manera que glorifiquemos a Dios en todo lo que hacemos. Cuando caminamos en santidad, damos testimonio de que creemos en Su venida y de que esperamos Su manifestación con un corazón puro.
El regreso del Señor también representa un llamado a la reflexión personal. ¿Estamos listos para encontrarnos con Él? ¿Estamos viviendo conforme a Su palabra? El apóstol Pedro escribió que el día del Señor vendrá como ladrón en la noche, lo que nos enseña que debemos estar atentos, porque nadie sabe la hora ni el día. Por eso, hoy es el tiempo de buscar al Señor, de arrepentirnos, de dejar todo lo que nos aleja de Su presencia y de reconciliarnos con Él mientras todavía hay oportunidad.
La segunda venida de Cristo no solo traerá justicia y juicio, sino también recompensas para aquellos que han sido fieles. Los que han perseverado en medio de la prueba, los que no han negado Su nombre, los que han permanecido en la fe, serán levantados con poder. Esa será la victoria final de los hijos de Dios. No habrá más llanto, ni más dolor, ni más tristeza, porque estaremos con Él por toda la eternidad.
Por eso, querido lector, si estás pasando por momentos difíciles, recuerda que todo lo que haces por amor al Señor tiene un propósito eterno. Ninguna lágrima que derrames será en vano. Jesús prometió volver, y cuando lo haga, todo dolor se convertirá en gozo. Permanece firme, ora, busca Su rostro, y espera con fe ese glorioso día en que los cielos se abrirán y el Hijo de Dios regresará por Su pueblo fiel.
Vivamos, pues, cada día con la esperanza viva en el corazón. No permitamos que el mundo, el pecado o las preocupaciones nos distraigan de esta verdad. Mantengamos encendida la lámpara de la fe, porque el Señor no tarda en cumplir Su promesa. Él vendrá, y aquellos que lo esperan con amor y obediencia disfrutarán de la plenitud de Su gloria para siempre.

