Después de haberles sacado de Egipto, el pueblo ya no estaba bajo la cautividad del Faraón, también muchos de los del pueblo se rebelaron contra las leyes de Dios y por eso vino a ellos el castigo.
El versículo que veremos en este artículo habla de la angustia que vivieron cuando estaban perdidos en el desierto por su desobediencia, vagaban en ese desierto sin poder encontrar el camino hacia lo que Dios le había prometido.
He aquí Dios decidió tener misericordia y mostrarles el camino, liberarlos de aquella angustia que pasaban día tras día.
Es bueno poder reconocer que Dios es Dios, que sin Él nada podemos hacer, porque mira qué pasó con este pueblo cuando clamó al Señor en el desierto:
Entonces clamaron a Jehová en su angustia,
Y los libró de sus aflicciones.
Salmos 107:6
Este pasaje nos enseña que cuando no obedecemos al Señor y a sus estatutos, pues nos perdemos así como este pueblo que duró tanto tiempo perdido. Esta es la vida del hombre pecador.
El pueblo pasó este proceso por su duro corazón, por no respetar las leyes, por no escuchar a un líder puesto por Dios para dirigirlo hacia una tierra donde tendrían paz y tendrían los mejores alimentos.
El hombre debe obedecer al Señor y dejar su orgullo detrás, porque esta mala acción lo puede llevar a la perdición. Dios habla y nos dejó un mandato para que seamos obedientes. Así que, si atendemos a este llamado seremos sacados de la aflicción.
