Sabe el Señor reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio

En el versículo nueve del capítulo dos de la segunda carta del apóstol Pedro, el autor advierte con claridad sobre la aparición de falsas doctrinas y maestros engañosos que se infiltrarían en medio del pueblo de Dios. Pedro, inspirado por el Espíritu Santo, anticipa un panorama sombrío donde la mentira se disfraza de verdad y donde muchos serían seducidos por palabras halagüeñas y doctrinas torcidas. Aquello que él vio en su tiempo no era algo pasajero, sino una advertencia profética para todas las generaciones. Hoy, dos mil años después, podemos ver con asombro cómo estas palabras se cumplen al pie de la letra: abundan los falsos maestros, los que comercian con la fe, los que tuercen las Escrituras para su conveniencia y los que buscan su propia gloria en lugar de la gloria de Dios. Pero el Señor, en su justicia perfecta, tiene un día señalado para juzgar toda impiedad.

Pedro habla con firmeza sobre el juicio que viene sobre aquellos que con intención malvada distorsionan la verdad. No es un juicio arbitrario, sino el justo castigo que corresponde a los que, conociendo la verdad, la cambian por mentira. En este pasaje, el apóstol recuerda que Dios no es indiferente ante el engaño ni ante la manipulación espiritual. Los falsos maestros serán reservados para un juicio inevitable, así como Dios juzgó a los ángeles caídos, al mundo antiguo y a Sodoma y Gomorra. Todo aquel que obra con soberbia y falsedad, arrastrando a otros al error, tendrá que rendir cuentas ante el trono de Aquel que pesa los corazones y juzga con justicia.

sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio;

2 Pedro 2:9

Hoy más que nunca necesitamos estar anclados en la Palabra de Dios. No basta con oír sermones o seguir tradiciones; es necesario escudriñar las Escrituras con discernimiento, pidiendo al Espíritu Santo que nos guíe a toda verdad. Muchos se dejan llevar por lo espectacular, por las emociones o por discursos atractivos que prometen prosperidad y éxito, pero olvidan el llamado al arrepentimiento y a la santidad. Debemos mantenernos sujetos a la autoridad de la Palabra, sometidos al Señor con todo el corazón, para no ser arrastrados por esa corriente de engaño que proviene del corazón del hombre injusto. La Biblia no pasa de moda, y quien permanece en ella, permanece seguro.

Hermanos en Cristo Jesús, debemos seguir al Señor con corazones íntegros y obedientes. En estos tiempos peligrosos, abundan los espíritus engañadores que intentan confundir incluso a los escogidos. No podemos bajar la guardia; necesitamos discernir, probar los espíritus y confirmar todo con la Palabra. La verdad de Dios no cambia, y su justicia tampoco. Por eso, mantente firme en la fe, ora constantemente y rodea tu vida de la verdad que libera.

Recuerda siempre que el Señor tiene preparado su justo castigo para los que persisten en la impiedad, pero también promete guardar a los que viven en piedad. Vive fielmente, no te apartes del camino recto y confía en que Dios enderezará tus pasos. Si permaneces en Cristo, nada podrá separarte de Su amor. Aun cuando el mundo se llene de mentiras, la verdad de Dios seguirá brillando con poder. Que tu vida sea una antorcha en medio de la oscuridad y un testimonio de fidelidad en tiempos de confusión. Amén.

No puedes ser discípulo de Jesús si no haces esto
Mira mi aflicción que padezco, ten misericordia de mí