Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución

El apóstol Pablo, en su segunda carta a Timoteo, escribe con la sabiduría de un hombre que ha recorrido el camino de la fe y conoce los sufrimientos del evangelio. Desde su prisión, inspirado por el Espíritu Santo, advierte sobre lo que sucedería en los últimos tiempos: una era de corrupción moral, apostasía y engaño espiritual. Pero en medio de estas advertencias, Pablo también exhorta a los creyentes a mantenerse firmes en la verdad del evangelio, sin dejarse arrastrar por las tinieblas del mundo. Sus palabras, dirigidas a Timoteo, siguen resonando con fuerza en la iglesia actual.

El apóstol describe con precisión el carácter de los hombres de los últimos días, señalando que el deterioro espiritual y moral sería evidente en toda la sociedad. La humanidad se alejaría cada vez más de Dios, amándose a sí misma más que al Creador. Así lo expresa en su carta:

Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos;

sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno;

traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios.

2 Timoteo 3:2-4

El apóstol no escribe para infundir miedo, sino para fortalecer la fe de los creyentes. Les recuerda que el seguimiento de Cristo no está exento de dificultades ni persecución. En el mundo de entonces —y también en el de ahora— aquellos que aman la verdad y caminan en la luz siempre serán objeto de burla, rechazo o sufrimiento. Pero en medio de esas pruebas, hay una promesa segura:

Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución.

2 Timoteo 3:12

Esta afirmación de Pablo nos enseña que la vida cristiana auténtica implica sacrificio. Ser fiel a Cristo en tiempos de apostasía y oscuridad es un acto de valentía espiritual. Los que deciden vivir piadosamente deben estar dispuestos a soportar oposición, porque la luz siempre incomoda a las tinieblas. Pero no debemos temer, porque aquel que camina con Cristo jamás está solo. El Señor promete estar con los suyos “todos los días, hasta el fin del mundo.”

Pablo, consciente de su inminente martirio, anima a Timoteo —y por extensión a todos nosotros— a permanecer firmes en la Palabra. Le exhorta a no dejarse arrastrar por las corrientes del error ni por el miedo a la persecución. La clave está en perseverar en la verdad del evangelio, mantener la fe y recordar que el sufrimiento por Cristo no es en vano, sino una señal de que estamos en el camino correcto.

Querido hermano, los tiempos difíciles que vivimos hoy son una clara señal de lo que Pablo profetizó. Sin embargo, nuestra esperanza no está en este mundo, sino en el Señor que viene pronto. No permitas que la maldad que crece a tu alrededor apague tu fe. Si el mundo te desprecia por amar la verdad, recuerda que también rechazaron al Maestro. Mantente firme, ora constantemente y confía en las promesas de Dios. Él es fiel y sostendrá a todos los que le buscan con un corazón sincero.

Así que, aunque veas el mal multiplicarse y la fe de muchos enfriarse, no te rindas. El mismo Dios que fortaleció a Pablo y a Timoteo está contigo hoy. Permanece fiel hasta el fin, guarda la Palabra y no niegues tu fe. Pronto el Señor recompensará a los que perseveraron con una corona de justicia que no se marchita. Fiel es el que prometió, y Él también lo hará. Amén.

Los reyes de la tierra se amotinaron contra Dios pero Él se burlará de ellos
Jesús te dice: Sígueme