Toda persona vanidosa y codiciosa, solo pedirá al Señor bienes y riquezas, el poder jactarse de todo lo que pueda, luchando en cuanto pueda por obtener de todo. Esto delante del Señor es muy malo.
El hombre que persigue todas estas cosas, pues su corazón solo mira las cosas terrenales, su vida nunca podrá alcanzar el reino de los cielos, ni tendrá una larga vida en Jesús. Es por eso que en la carta de Santiago nos habla del juicio y de la advertencia a las personas soberbias:
Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala;
Santiago 4:16
El autor hace mención de algo muy importante en este capítulo, pues estaba hablando de que se cansan de pedir y pedir cosas que no edifican en sus vidas, pedían solo para satisfacer sus deseos carnales y nunca para edificar su alma.