Aunque vengan burlas y desprecios de parte de las personas que no conocen la fiel Palabra de Dios, debemos mantenernos firmes en la fe, sin desviarnos del propósito que el Señor tiene para nuestras vidas. Las burlas del mundo no pueden detener a un hijo de Dios que ha comprendido que su valor no proviene de la aprobación humana, sino del amor eterno del Padre. En un mundo que ridiculiza la santidad y menosprecia la obediencia, ser fiel a Dios es una señal de valentía espiritual. El creyente verdadero sabe que la burla no es motivo de vergüenza, sino una confirmación de que está caminando en el sendero correcto.
El salmista David conoció bien lo que era ser burlado por los hombres y, aun así, mantenerse firme en su fe. Desde joven, mientras pastoreaba ovejas, fue menospreciado por su propia familia y subestimado por quienes no entendían la elección divina sobre su vida. Sin embargo, David no permitió que las palabras de los soberbios lo apartaran de los caminos del Señor. En medio de las pruebas, su corazón permaneció fiel, porque sabía que quien lo había escogido era más grande que cualquiera de sus detractores. Por eso pudo declarar con convicción:
Los soberbios se burlaron mucho de mí,
Mas no me he apartado de tu ley.
Salmos 119:51
Estas palabras reflejan el corazón de un verdadero siervo de Dios: uno que, aunque es criticado y ridiculizado, no renuncia a su fe ni a su obediencia. En cada generación, los hijos de Dios han enfrentado la burla de los impíos. Noé fue objeto de risa cuando construía el arca; los profetas fueron rechazados por sus propios pueblos; los apóstoles fueron perseguidos por predicar el Evangelio. Pero todos ellos perseveraron porque comprendieron que la recompensa de Dios es más grande que el desprecio del mundo.
Así también tú, hermano o hermana en la fe, no temas cuando el mundo se burle de ti por seguir los caminos del Señor. Las burlas no definen tu identidad, ni las críticas pueden anular el propósito que Dios ha trazado para tu vida. La Palabra dice: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:10). Las burlas y el rechazo son señales de que perteneces a un Reino que no es de este mundo. Por eso, en lugar de desanimarte, alégrate porque el Señor te considera digno de ser probado.
El creyente fiel no se detiene por las palabras hirientes ni por la burla de los soberbios. Sabe que su fortaleza proviene de Dios, y que su galardón está en el cielo. La burla no destruye, sino que purifica la fe. Cada vez que alguien se ríe de tu fidelidad, recuerda que Cristo también fue escarnecido, y sin embargo, no abrió Su boca, sino que encomendó Su causa al Padre. Él es nuestro ejemplo perfecto de paciencia y humildad ante la persecución.
Por eso, no permitas que las burlas apaguen tu fe ni que los comentarios de los incrédulos te hagan retroceder. No te apartes de la ley del Señor, ni dejes de amar Su Palabra, aunque el mundo te rechace. Mantén tus ojos puestos en el Dios de los cielos, quien te sostendrá con Su mano poderosa. Los que hoy se burlan, si no se arrepienten, enfrentarán la justicia divina, pero tú recibirás la corona de vida que Dios ha prometido a los que le aman.
Así que, persevera en el bien, sigue caminando en obediencia, y confía en que Dios defenderá tu causa. No respondas con enojo ni con resentimiento; responde con amor y oración. Que el Señor fortalezca tu corazón, te dé firmeza en la fe y te recuerde siempre que tu salvación viene de Él. No temas a las burlas, porque quien te llamó es fiel, y Él te ayudará a seguir hasta el final. ¡Dios te bendiga y te dé valor para permanecer firme en medio de toda prueba!

