Icono del sitio Restablecidos

El tiempo está cerca

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

En el libro de Apocalipsis encontramos palabras llenas de advertencia y esperanza sobre la venida del Señor. Este libro, revelado al apóstol Juan mientras estaba desterrado en la isla de Patmos, fue inspirado directamente por Dios para anunciar los acontecimientos del fin de los tiempos. No se trata de un texto simbólico sin valor espiritual, sino de una revelación profunda que nos llama a estar preparados. Dios escogió a un hombre fiel, puro de corazón y obediente, para que transmitiera estas palabras divinas a Su pueblo. Juan no habló por sí mismo, sino que escribió lo que vio y oyó del Señor. En su mensaje hay una verdad urgente: el tiempo de la venida de Cristo está cerca, y cada creyente debe vivir en santidad, velando y orando, porque el Señor vendrá cuando menos se espere.

El apóstol Juan comienza diciendo: “El tiempo está cerca” (Apocalipsis 1:3). Esta frase resuena como una alarma espiritual a lo largo de los siglos, recordándonos que el retorno de Cristo es inminente. No debemos interpretar “cerca” solo en términos de tiempo humano, sino como una verdad continua: la historia ya se encamina hacia su culminación y el Señor puede venir en cualquier momento. Jesús mismo advirtió que Su regreso sería como el de un ladrón en la noche, inesperado y repentino. Por eso, cada día de nuestra vida debe ser vivido como si hoy fuera el día de Su regreso. Prepararnos no significa vivir con miedo, sino con esperanza, vigilantes y fieles, haciendo la voluntad de Dios mientras esperamos Su manifestación gloriosa.

En las palabras del apóstol Juan también encontramos una promesa para quienes reciben con fe este mensaje: “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.” (Apocalipsis 1:3). Esta bienaventuranza, la primera de las siete que aparecen en Apocalipsis, no es una simple bendición emocional; es una declaración espiritual de vida. El que lee, oye y guarda la profecía experimentará el gozo de estar en comunión con el Señor. No basta con escuchar, hay que obedecer. La bendición se encuentra en vivir conforme a la Palabra, en aplicar lo que Dios nos enseña y en mantenernos firmes ante la oscuridad del mundo.

-->

Todo ser humano, sin excepción alguna, debe atender a las palabras de esta profecía. La revelación de Cristo no fue escrita solo para los creyentes del primer siglo, sino para toda la humanidad. En ella se nos recuerda que Jesús murió por todos los hombres, ofreciendo Su vida en sacrificio para que pudiéramos alcanzar la salvación. En un mundo que se ha llenado de incredulidad, egoísmo y violencia, el mensaje del Apocalipsis brilla como una luz de esperanza. Cristo no viene como un cordero para morir, sino como un Rey para juzgar y recompensar. Los que le han amado y esperado serán bienaventurados, pero los que le rechazaron enfrentarán el justo juicio de Dios.

Querido hermano y amigo, el día se acerca. Estas no son palabras simbólicas ni una amenaza vacía, son la promesa fiel del Señor. Jesús viene pronto, y Su recompensa viene con Él. Vivimos tiempos donde la maldad se multiplica, pero también donde la gracia abunda para todo aquel que cree. No ignores esta advertencia; guarda las palabras de esta profecía en tu corazón. Permite que el Espíritu Santo te prepare, que tu lámpara esté encendida y tu fe viva. Porque nuestro Señor está a la puerta, llamando a los corazones que aún pueden oír Su voz. Dichoso aquel que se mantiene fiel hasta el fin, porque verá el rostro glorioso del Cordero que fue inmolado y que reinará por los siglos de los siglos. Amén.

Jehová no desamparará a su pueblo
Él vendrá
Salir de la versión móvil