En el versículo que meditaremos hoy, encontramos una poderosa exhortación a permanecer firmes en la fe. El autor de la carta a los Hebreos dirige sus palabras a un pueblo que estaba pasando por tiempos de dificultad, persecución y desánimo. Muchos de ellos se encontraban cansados, tentados a retroceder o incluso a renunciar a su esperanza. Pero el escritor, lleno del Espíritu Santo, les anima a no soltar su confianza en Dios, a seguir adelante y a mantenerse fieles hasta el fin. Su mensaje es también para nosotros hoy, que enfrentamos un mundo lleno de incertidumbre y tentaciones. Dios nos llama a permanecer firmes en Su Palabra y a perseverar en la esperanza del regreso glorioso de Cristo.
Estas palabras alentadoras tenían el propósito de fortalecer los corazones de los creyentes, recordándoles que su fe no debía depender de las circunstancias, sino del carácter inmutable de Dios. Permanecer firmes no significa no tener miedo o duda, sino seguir confiando en el Señor aun cuando todo alrededor parece tambalearse. La perseverancia es una señal de madurez espiritual. El creyente que ha puesto su confianza en Cristo sabe que su esperanza no será avergonzada. El apóstol Pablo dijo: “Estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58).
El autor de los Hebreos también recuerda a los cristianos una de las promesas más gloriosas: la venida de nuestro Señor. Jesús no solo vino una vez para salvarnos, sino que regresará para consumar Su obra redentora. En Hebreos 10:37 leemos: “Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará.” Esta declaración es un recordatorio poderoso de que el tiempo de espera no es eterno. Puede que parezca que el Señor se tarda, pero Su promesa sigue firme. Dios no miente; Él vendrá en el momento exacto, cuando todo esté cumplido conforme a Su voluntad.
Queridos hermanos, el mensaje sigue siendo el mismo: permanezcamos firmes. Si estás en medio de pruebas o sientes que tus fuerzas te fallan, recuerda que el Señor es tu sostén. Y si aún no estás firme, busca al Señor mientras puede ser hallado. Él te fortalecerá y te ayudará a mantenerte en pie cuando lleguen los días de debilidad. No te rindas ni retrocedas; mira hacia arriba, porque tu redención está cerca. Cristo viene pronto, y Su recompensa con Él. ¡Mantente firme en la fe, confiando en Su promesa, porque el que ha de venir vendrá, y no tardará! Dios te bendiga y te dé fuerzas para perseverar hasta el fin. Amén.