Es bueno que cada día seamos agradables ante nuestro Señor, ya que si agradamos al Señor es porque estamos caminando bajo Sus mandatos y voluntad divina.
Agradando a nuestro Dios, siendo dedicados en todo, siempre con humildad y actuando conforme a Su voluntad, es por eso que debemos procurar agradar al Señor y esto debemos hacerlo con el corazón, para que nuestro camino sea mejor y estemos seguros.
Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables.
2 Corintios 5:9
Pablo le da este consejo a los corintios para que estén preparados el día que tengamos que comparecer ante el tribunal de Cristo (versículo 10).