Como hijos de Dios que somos, nada debe detenernos porque Él es quien se lleva todo temor de nuestro corazones, el Señor es quien fortalece nuestras vidas y nos da valor para seguir adelante.
Es por eso que aunque pasemos por amenazas, debemos estar confiados todos los días porque nuestro socorro viene del Señor y Él es nuestro cuidador.
El versículo que veremos a continuación corresponde a un salmo de David que fue escrito cuando se encontraba en ciertas dificultades, pero él estaba seguro de que a su alrededor tenía a alguien que le daba ayuda.
Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?
Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?Salmos 27:1