Todos los que estamos sujetos al Señor, debemos andar en este mundo con cuidado, actuando con humildad, pidiéndole al Señor que se lleve toda ansiedad que puede perturbar nuestras vidas.
En la carta del apóstol Pedro, en el capítulo cinco, le habla a los jóvenes sobre la humildad y el estar sujetos a los ancianos, y también habla sobre la ansiedad:
echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
1 Pedro 5:7
En el versículo anterior al que acabamos de leer dice que debemos humillarnos ante Dios para que Él nos exalte en el debido tiempo, luego viene el versículo que vimos en el párrafo anterior, que dice que debemos echar nuestras ansiedades sobre Dios, ¿por qué? porque Él cuida de nosotros.
Debemos estar conscientes, todos sabemos que si la ansiedad nos llega a atacar, solo hay uno capaz de libertarnos, pero también otra cosa muy importante: Es que aquellos que están en Dios no deben dejar de ser humildes, porque al humilde le mira Dios de cerca, pero al altivo le mira de lejos.
Esta es la misión, este es el compromiso que tenemos de mantenernos firmes, siendo humildes, perseverando en la buena obra del Señor y echando nuestras ansiedades sobre Él. Así que hermanos, cúbranse de toda humildad y desechen la ansiedad en el nombre del Señor.