Nuestra confianza siempre debe estar puesta en el Señor, Él es el único en quien podemos confiar ciegamente, sin temor a nada. Él es el mejor amigo que podemos tener.
Los tiempos están muy difíciles, es por eso que debemos tener precaución en lo que decimos y a quién le confiamos nuestras vidas y nuestros secretos, todo puede dar un giro muy grande por una traición.
En aquellos tiempos al igual que en la actualidad, la traición era muy notable, muchos lo hacían por beneficios propios o por querer ser reconocidos delante de los demás. Lo que hacían era contar lo que el compañero contaba a la persona contraria y así se sabía la debilidad de su oponente.
No creáis en amigo, ni confiéis en príncipe; de la que duerme a tu lado cuídate, no abras tu boca.
Miqueas 7:5