Como hermanos en la fe que hemos sido bien recibidos por nuestro Dios, teniendo así todo Su cuidado sobre nosotros, debemos de mantener nuestras lenguas sujetas, porque de esta forma estaremos sirviendo al Señor y sin ofender a nuestros hermanos.
La lengua es un miembro pequeño del cuerpo, pero muy peligroso. Es por eso que debemos tener cuidado a la hora de hablar porque podemos pronunciar alguna palabra que puede ocasionar una lesión muy fuerte a aquel que se encuentre a nuestro alrededor.
Recordemos que de una misma boca pueden salir un sinnúmero de palabras tanto malas como buenas, por eso Santiago dice lo siguiente:
De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
Santiago 3:10
Claramente Santiago nos dice que nuestra lengua debe ser usada para bendición. Si somos de bendición, es porque somos del Señor, es por eso que debemos ser personas que hablemos palabras que purifiquen a todos los que se encuentran a nuestro alrededor.
Así que, no te dejes engañar de este miembro tan pequeño y ten cuidado al momento de hablar, porque con una palabra, siendo tú hijo de Dios, puedes dañar a tu prójimo.