Icono del sitio Restablecidos

Tu Padre celestial sabe esto de ti

Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas

Todos en este mundo sabemos que nuestro Dios conoce cada detalle de nuestras vidas. Nada escapa a Su mirada, pues Él nos formó, conoce nuestros pensamientos y sabe lo que hay en lo más profundo de nuestro corazón. No debemos olvidar que somos Su creación, y como un Padre amoroso, Él se interesa por cada aspecto de nuestra existencia: nuestras luchas, nuestras cargas, nuestros temores y necesidades.

Sin embargo, el afán de las cosas terrenales muchas veces nos distrae y nos hace perder el enfoque. Corremos de un lado a otro buscando cómo resolver nuestros problemas, cómo suplir nuestras necesidades o cómo alcanzar estabilidad, y en medio de esa carrera frenética olvidamos mirar hacia arriba, hacia Aquel que realmente ve y entiende nuestras necesidades. Nos esforzamos tanto en lo material, que descuidamos lo más importante: nuestra comunión con Dios.

Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.

Mateo 6:32

-->

Estas palabras de Jesús nos enseñan una verdad profunda: Dios conoce todo lo que necesitamos, incluso antes de que se lo pidamos. Él no ignora nuestras luchas ni nuestras carencias. Jesús utiliza la comparación con los gentiles —aquellos que no conocían a Dios— para mostrarnos que no debemos vivir preocupados como ellos, porque nosotros tenemos un Padre celestial que cuida de nosotros con amor perfecto. El afán y la ansiedad no agregan nada a nuestra vida; al contrario, nos roban la paz y nos hacen dudar de la fidelidad de Dios.

Jesús también nos enseña el orden correcto de las prioridades: buscar primero el reino de Dios y Su justicia. Esto significa que nuestra principal preocupación debe ser nuestra vida espiritual, nuestra relación con el Señor, y el deseo de hacer Su voluntad. Cuando colocamos a Dios en primer lugar, todo lo demás encuentra su lugar correcto. Él promete añadir las demás cosas: el sustento, el abrigo, la salud, la provisión, y todo lo que sea necesario para nuestro bienestar.

El Señor no nos prohíbe planear o trabajar, pero sí nos llama a confiar. El trabajo es bendecido cuando se hace bajo Su dirección, y la planificación es sabia cuando está sujeta a Su voluntad. Pero el afán —esa preocupación constante que roba el sueño y llena el corazón de miedo— no viene de Dios. La ansiedad surge cuando olvidamos que tenemos un Padre que gobierna todas las cosas y que tiene cuidado de nosotros. Cuando confiamos en Él, podemos descansar aun en medio de la tormenta, sabiendo que Su mano sostiene nuestra vida.

Aquellos que ponen su mirada primero en lo espiritual, en servir al Señor y vivir conforme a Su Palabra, descubren que las bendiciones materiales también les alcanzan. Dios prospera los caminos de quienes confían en Él, no porque busquen riquezas, sino porque Su favor acompaña a los que hacen de Su voluntad su prioridad. El mismo Jesús alimentó a los que le seguían, sanó a los enfermos y proveyó milagrosamente a los necesitados. Él sigue siendo el mismo hoy: un Dios que provee, cuida y sostiene a Su pueblo.

Quizás hoy te sientas abrumado por los problemas o las necesidades. Tal vez sientes que el afán ha comenzado a dominar tu corazón y que tu relación con Dios se ha debilitado. Pero hay esperanza: el Señor te invita a soltar esa carga y a confiar en Él completamente. No necesitas preocuparte por el mañana, porque el Dios que te dio la vida también te sustentará día tras día. Acércate al Señor, pon tus preocupaciones en Sus manos y Él te ayudará.

Amado hermano, recuerda que el Padre celestial cuida de las aves del cielo y viste los lirios del campo con belleza incomparable, ¿cuánto más no cuidará de ti, que eres Su hijo amado? Deja el afán, busca primero el rostro de Dios, y verás cómo Su paz, que sobrepasa todo entendimiento, llenará tu corazón. Vive confiado en la fidelidad de Aquel que jamás falla. Él conoce tus necesidades y suplirá cada una conforme a Su perfecta voluntad. Confía, descansa y espera en Dios: tu Padre celestial sabe exactamente lo que necesitas, y Su tiempo es siempre el mejor. Amén.

Esto no debe ser así
Éstos son los que reciben la bendición de Jehová
Salir de la versión móvil