Icono del sitio Restablecidos

Eres bienaventurado cuando eres vituperado por el nombre de Cristo

Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros

A lo largo de la historia de la iglesia, los creyentes han tenido que enfrentar diferentes tipos de pruebas y persecuciones por causa de su fe. En diferentes épocas y culturas, ser cristiano ha significado ser objeto de burlas, desprecio y hasta violencia. Sin embargo, en medio de estas circunstancias difíciles, la Biblia nos enseña que hay un gozo especial en sufrir por Cristo, porque no se trata de un sufrimiento en vano, sino de una causa gloriosa que tiene propósito eterno. Este tema sigue siendo actual, porque cada día, en diferentes partes del mundo, muchos de nuestros hermanos enfrentan oposición solo por levantar en alto el nombre de Jesús.

Hermanos, cuando seamos maltratados por causa de Cristo, glorifiquemos al Señor con gozo porque por este hecho somos bienaventurados, fuimos escogidos y es por eso que debemos continuar adelante.

Todos sabemos que nuestro Señor fue vituperado por muchos, aquellos que estaban en contra de las obras hechas por el Maestro, criticado por las buenas obras que hacía. Fue tanto el maltrato que recibió que fue a parar en una cruz por nuestros pecados.

Él no se detuvo en ningún momento por todo este padecimiento que recibió. Es por eso que así mismo nosotros como Sus hijos y fieles creyentes, debemos seguir. No miremos cuántas veces nos critiquen, nos traten mal, sigamos con más fuerza.

Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado.

1 Pedro 4:14

En el versículo anterior podemos ver con claridad que nosotros, como hijos de Dios, tenemos que seguir hacia adelante en la buena obra de Dios, sin importar las luchas que pasemos por proclamar el nombre de Cristo, porque cuando sufrimos por Él, Él es glorificado por nosotros.

Demos gracias cuando nos critiquen, cuando vengan maltratos a nuestras vidas, no ignoremos que con estas cosas estaremos glorificando al Señor resistiendo toda esta eventualidad. Recordemos que el Señor fue blasfemado y sufrió en carne por nosotros, así que, no nos detengamos en este Camino.

Cuando se nos presentan momentos de dificultad, debemos recordar que estos no son señales de abandono divino, sino todo lo contrario: son una evidencia de que hemos sido dignos de sufrir por la causa de Cristo. El apóstol Pablo lo expresó con claridad al decir que “a vosotros os es concedido, a causa de Cristo, no sólo que creáis en Él, sino también que padezcáis por Él” (Filipenses 1:29). Es un privilegio, aunque no siempre fácil de aceptar, ser partícipes de los padecimientos de nuestro Señor.

La historia bíblica y la historia de la iglesia están llenas de ejemplos de hombres y mujeres que no se avergonzaron del evangelio, aun cuando eso les trajo desprecio y rechazo. Esteban, el primer mártir de la iglesia, fue apedreado por dar testimonio de Cristo, pero aún en sus últimos momentos elevó sus ojos al cielo y vio la gloria de Dios. Así también, muchos otros seguidores del Señor soportaron burlas y cárceles, pero lo hicieron con gozo porque sabían que su recompensa era mucho mayor que las aflicciones presentes.

Hoy, aunque quizás no todos enfrentamos persecuciones físicas, sí podemos experimentar rechazo, discriminación o burlas por mantenernos firmes en los principios bíblicos. En estos momentos, nuestra actitud debe ser de gratitud y firmeza. No se trata de buscar el sufrimiento, sino de aceptarlo con confianza cuando llega, sabiendo que el Espíritu Santo está con nosotros y nos fortalece para permanecer firmes.

Por eso, hermanos, cuando el mundo nos mire con desprecio por causa de nuestra fe, no devolvamos mal por mal, sino respondamos con amor y mansedumbre. Ese testimonio silencioso y fiel es una de las maneras más poderosas de glorificar a Cristo. El mundo podrá blasfemar, pero Dios será glorificado en nuestra perseverancia.

En conclusión, seamos conscientes de que cada prueba y cada burla que enfrentamos por Cristo nos acercan más a Él y nos hacen partícipes de su gloria futura. No veamos las persecuciones como derrotas, sino como oportunidades para demostrar que nuestro gozo no depende de las circunstancias, sino del Dios que nos llamó a ser luz en medio de la oscuridad. Sigamos adelante, confiados en que “si sufrimos con Él, también reinaremos con Él” (2 Timoteo 2:12). De esta manera, glorificaremos al Señor en medio de cualquier situación y seremos verdaderamente bienaventurados.

Jóvenes cantan "Cuán grande es Dios" en un avión en pleno vuelo
Prohíben la palabra "Cristo" en app de mensajería china WeChat
Salir de la versión móvil