El capítulo tres de la primera epístola de Pedro comienza con los deberes conyugales, enseñando que el hombre debe ser un buen esposo y la mujer una buena esposa, pero en este artículo nos vamos a enfocar principalmente en la mujer.
Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas,
1 Pedro 3:1
Podemos ver la recomendación que hace Pedro a las mujeres de estar sujetas a los maridos, de llevar un buen comportamiento de una manera tal que los esposos que no son creyentes, puedan ver el ejemplo de estas mujeres y venir a los pies de Cristo sin siquiera predicarles, tan solo viendo el ejemplo de estas mujeres de Dios.
¡Qué privilegio sería que nuestra conducta hable por nosotros! ¿Te imaginas personas entregando sus vidas a Jesús por tu buen comportamiento? Sería un gran gozo escuchar a alguien decir «entregué mi vida a Dios porque la conducta del hermano fulano es un modelo a seguir».
Mujeres, recuerden estas palabras:
La blanda respuesta quita la ira;Mas la palabra áspera hace subir el furor.
Proverbios 15:1
En los conflictos matrimoniales, cuando uno de los dos alza la voz y el otro tiende a hacer lo mismo, la discusión se vuelve acalorada y termina mal. En cambio, cuando uno de los dos hace una pausa y espera a que el otro se calme y trata de resolver las cosas amablemente, el conflicto se resuelve de una manera pacífica y conveniente. Es por eso que Pedro hace énfasis en la buena conducta, para que todo vaya bien dentro del matrimonio.
Mujeres, es el mismo Dios a través de Su palabra que te está dando esta enseñanza, también a ustedes hombres, para que la paz y amor siga reinando en sus vidas y en su familia. Ayúdense mutuamente y resuelvan todo con calma en el amor del Señor.