Pastor rechaza los cultos online diciendo: «Zoom no es la iglesia»

El famoso pastor bautista de Grace Community Church, John MacArthur, se ha envuelto en diferentes polémicas desde inicios de la pandemia, cuando se vio involucrado en asuntos legales cuando se le pidió al mundo entero cerrar las iglesias para frenar el coronavirus.

MacArthur siempre sostuvo la idea de que la iglesia tiene voz propia, y que no debe ser mandada por gobiernos, por lo cual, no cerró las puertas de su congregación y esto le llevó a verse envuelto en batallas legales (las cuales ganó).

Partiendo de esa época, MacArthur expresa muy claro el punto de que la iglesia por Zoom o los cultos virtuales no cuentan como una iglesia bíblica. Es de saber, que luego de lo sucedido con la pandemia, muchas congregaciones han evolucionado con los cultos en línea y no les ha sido problema adaptarse.

Pero el teólogo MacArthur no piensa igual, ya que dice que los cultos virtuales no poseen el carácter genuino necesario para sustituir un culto presencial.

El pastor estuvo hablando de esto en un episodio del programa «Grace To You» el día 31 de Octubre de 2021. Habló de pasajes bíblicos que marcan un cuadro perfecto de lo que es realmente la adoración y la verdadera reunión espiritual.

La iglesia de Zoom no es iglesia. No es la Iglesia. Estás viendo la televisión. No hay nada en eso que cumpla con la definición bíblica de unirse, estimularse unos a otros al amor y las buenas obras, a unirse.

Continuó hablando de la idea de una iglesia verdadera, de las características que debe cumplir, tales como: Adorar juntos, compartir dones espirituales y escuchar juntos la prédica, cosa que dice que en un culto virtual no se puede percibir.

Y tú, ¿crees que en verdad una iglesia en línea es lo mismo que una presencial?

La importancia de la reunión física

Para MacArthur, la reunión presencial no es un simple detalle, sino una doctrina bíblica. Él sostiene que el encuentro físico es vital para la vida cristiana, ya que en la congregación se fortalecen los lazos de hermandad, se ora los unos por los otros y se edifican mutuamente con el amor fraternal. En la historia de la iglesia primitiva, narrada en el libro de los Hechos, los primeros cristianos se reunían de casa en casa, compartiendo el pan y perseverando en la doctrina de los apóstoles. Este modelo, afirma MacArthur, no puede ser sustituido por una pantalla.

El impacto de los cultos en línea

Por otro lado, la pandemia abrió una nueva etapa en la vida de la iglesia global. Muchas congregaciones encontraron en los cultos virtuales una herramienta para mantener la unidad en tiempos de crisis, permitiendo que miles de personas pudieran escuchar la Palabra de Dios desde sus hogares. Incluso, muchas iglesias reportaron haber alcanzado a más personas que nunca antes gracias a las transmisiones en vivo. Esto plantea un debate interesante: ¿es válido utilizar la tecnología como medio de evangelización, aunque no sustituya a la reunión presencial?

Un debate abierto en la actualidad

El planteamiento de MacArthur no deja indiferente a nadie. Para algunos, sus palabras suenan demasiado estrictas y poco adaptadas a la realidad de un mundo digitalizado. Para otros, en cambio, representan una defensa firme de la verdad bíblica que llama a no abandonar la congregación, como lo menciona Hebreos 10:25: «No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca». Este pasaje bíblico es uno de los más citados por quienes insisten en que la iglesia debe reunirse físicamente.

Reflexión final

En definitiva, la postura de John MacArthur nos recuerda que la fe cristiana está profundamente ligada a la comunión entre hermanos. Aunque la tecnología es útil y puede ser una gran aliada para predicar el evangelio, la esencia de la iglesia no se encuentra en un dispositivo electrónico, sino en la reunión de los santos en un mismo lugar, levantando juntos sus voces al Señor. Como creyentes, debemos buscar el equilibrio: aprovechar los recursos que tenemos, pero sin olvidar que la verdadera iglesia se edifica en comunidad, cara a cara, compartiendo tanto las cargas como las alegrías.

La pregunta queda abierta: ¿acaso los cultos en línea son un complemento válido para tiempos de necesidad, o corremos el riesgo de perder la riqueza de la comunión presencial? Cada creyente debe reflexionar sobre esto y, sobre todo, buscar la dirección de Dios en cuanto a cómo vivir su fe en el contexto actual.

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