Dios da gracia a los humildes

Ser humilde es lo que nos ayuda a seguir adelante, porque todo aquel que es humilde sabe pedir perdón, sabe tener respeto por todo, tanto en lo espiritual como en lo material.

Las personas humildes alcanzan la sabiduría, tienen paciencia en todo lo que hacen y llegan más allá de sus objetivo, ya que el Señor está con los humildes.

La gracia divina de Dios siempre descasará sobre aquellos que guardan Su palabra, que están dispuestos a seguir Sus estatutos. Los humildes descansarán en la gracia soberana de Dios. La Biblia dice lo siguiente:

Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
Santiago 4:6

Es de buen gusto el saber que la gracia de nuestro Dios siempre estará sobre aquellos cuyo entendimiento está sujeto al Señor, como decía al principio del artículo los humildes de corazón, éstos podrán soportar cualquier tipo de adversidad, ya que sus vidas están puestas en las manos de Dios.

Te invitamos buscar esta gracia que da el Señor, y si sientes que la humildad se quiere apartar de ti, entonces ve delante del Señor y ora para seas bendecido con Su gracia y gran humildad.

La humildad no debe confundirse con debilidad. Al contrario, ser humilde requiere una gran fortaleza interior, pues significa reconocer nuestras limitaciones y depender del Señor en cada paso. El mundo actual valora la autosuficiencia y el orgullo, sin embargo, la Palabra de Dios nos enseña que la verdadera grandeza se encuentra en el servicio y en la sencillez de corazón. Jesús mismo, siendo el Hijo de Dios, se humilló hasta lo sumo al hacerse hombre y dar Su vida en la cruz por nosotros. Este es el mayor ejemplo de humildad y amor que podemos seguir.

Cuando una persona es humilde, aprende a escuchar, a ser paciente y a valorar los consejos de otros. La humildad abre puertas en las relaciones familiares, laborales y espirituales, porque quien es humilde siempre busca edificar y no destruir. La soberbia divide, pero la humildad une, sana y fortalece los vínculos. Por eso, una familia cimentada en la humildad será una familia fuerte, capaz de enfrentar cualquier crisis.

La Biblia nos muestra también que la soberbia trae destrucción, mientras que la humildad trae bendición. Proverbios 16:18 nos advierte: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu”. Esto nos recuerda que el orgullo puede llevarnos a tomar decisiones equivocadas, apartándonos de la voluntad de Dios. En cambio, cuando nos vestimos de humildad, reconocemos que todo lo que tenemos viene de Él, y por tanto nos mantenemos agradecidos y dependientes de Su gracia.

Querido lector, si deseas crecer espiritualmente y alcanzar la verdadera paz, cultiva la humildad en tu corazón. No busques la aprobación de los hombres, sino la aprobación de Dios. La humildad te permitirá aceptar correcciones, levantarte después de cada tropiezo y perseverar en el camino del Señor. Además, es un reflejo del carácter de Cristo en nosotros, pues Él dijo: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:29).

En conclusión, la humildad es una llave que abre las puertas a la sabiduría, a la gracia divina y a la paz interior. Si deseas experimentar la verdadera plenitud en tu vida, busca al Señor con un corazón humilde, reconoce tu necesidad de Él y confía en que Su gracia siempre será suficiente para ti. No olvides que Dios resiste a los soberbios, pero siempre da gracia abundante a los humildes.

Las casadas estén sujetas a sus maridos en todo
Amémonos unos a otros