Yo estoy contigo para librarte

Hermanos en Cristo Jesús que somos salvos por Su gracia y amor, debemos creer en el Señor con todo nuestro corazón, debemos creer en esa fiel promesa que Él nos ha hecho.

Como hijos de Dios debemos estar sometidos creyendo en que delante de Él siempre estaremos seguros, Él nos guardará de nuestros enemigos, nos cubrirá cuando vayamos a la guerra, nos dará fuerzas para que podamos resistir. ¿En quién creeremos sino en nuestros Dios grande y fuerte, sublime y poderoso?

Estas fueron las palabras que el Señor le dio al profeta Jeremías para que este no tuviera miedo a la hora de dar el mensaje:

Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte.

Jeremías 1:19

Cuando vemos palabras como estas donde nuestro Dios nos dice que vendrán contra nosotros pero fracasarán, esto nos da más valor y podremos seguir adelante con más fuerzas porque nuestro Señor nos da esa esperanza.

De manera que podemos decir que no estamos solos porque el que está con nosotros es más grande que todo lo que pueda venir contra nosotros. Ante cualquier lucha, cualquier dificultad que se te presente en la vida, no pienses en lo grande del problema, piensa que grande es Aquel que está contigo y te ayudará a salir de esa situación.

Ese es el mensaje que quiero que entiendas: Dios está contigo para librarte. Él no te dejará solo, Él siempre estará a tu lado, peleando contigo, así que en este hermoso día te digo, no temas, el Señor está contigo y te dará la victoria.

La fe que vence los temores

La vida del cristiano no está exenta de batallas ni de pruebas, al contrario, muchas veces enfrentamos dificultades que parecen imposibles de superar. Sin embargo, la diferencia está en que no luchamos solos. El Señor ha prometido estar con nosotros en cada paso, y esa certeza es la que nos debe sostener. Cuando confiamos en Sus palabras, aunque venga el enemigo como río, el Espíritu del Señor levantará bandera en favor de Sus hijos.

Es natural que sintamos miedo ante lo desconocido o ante lo que nos amenaza, pero la fe que tenemos en Cristo Jesús transforma ese temor en valentía. Recordemos que Jeremías era un joven con dudas, pero al escuchar la voz de Dios pudo hablar con denuedo, sabiendo que la protección divina era real y constante.

Ejemplos bíblicos de la protección de Dios

La Biblia está llena de testimonios que confirman que Dios nunca abandona a los suyos. David, frente a Goliat, no confió en su fuerza, sino en el poder del Dios que lo respaldaba. Moisés, guiando a un pueblo frente al Mar Rojo, pudo ver la gloria de Dios cuando el mar se abrió en dos. Y Daniel, en el foso de los leones, experimentó la fidelidad del Señor que cerró la boca de las fieras. Estos relatos no son simples historias antiguas, son enseñanzas vivas para que comprendamos que el mismo Dios que obró ayer sigue obrando hoy.

Así como Él estuvo con Jeremías, también está contigo. La promesa es la misma: aunque se levanten en tu contra, no podrán vencerte, porque Jehová pelea por ti. Esta es una verdad que debe animarnos a seguir avanzando sin retroceder, confiando en que cada batalla trae consigo una victoria de parte del Señor.

Aplicación para nuestra vida

Hoy en día enfrentamos guerras diferentes: problemas familiares, económicos, espirituales o emocionales que nos desgastan. Pero la palabra del Señor sigue siendo la misma. Debemos recordar que la clave está en no mirar el tamaño del problema, sino en confiar en la grandeza de nuestro Dios. Cada prueba puede convertirse en una oportunidad para fortalecer nuestra fe y para testificar que Dios sigue siendo fiel.

El enemigo intentará desanimarnos, pero la seguridad que tenemos en Cristo nos hace permanecer firmes. No estamos solos, y aunque todo parezca estar en contra, si Dios está de nuestro lado, ¿quién contra nosotros? (Romanos 8:31).

Conclusión

Querido lector, recibe este mensaje como un recordatorio de que Dios pelea tus batallas. No importa cuál sea tu situación, ten por seguro que el Señor está a tu lado para librarte, tal como lo prometió a Jeremías. Aférrate a esta verdad, confía en Su palabra y levántate cada día con la certeza de que Él no te dejará solo. Cree en el Señor y verás cómo transforma tus temores en confianza, tus pruebas en testimonios y tus luchas en victorias.

Así que no temas, porque el Dios grande y poderoso está contigo. En cada batalla de tu vida Él te sostiene, te fortalece y te da la victoria. Vive confiado, porque el Señor cumple lo que promete y jamás abandona a Sus hijos.

No hay Dios sino Tú
Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis