Resucitaron niña con audio de WhatsApp, aseguran pastores

Ariel Santacruz y su esposa Esmilce Alfonzo son los pastores de la Iglesia Centro Apostólico Mundial Gloria de Dios, en Paraguay. Ellos han causado gran atención mediática por sus declaraciones sobre supuestas resurrecciones milagrosas. Según afirman, han sido testigos de más de diez personas que, tras haber muerto, recobraron la vida por medio de la intervención divina. Incluso, uno de los casos más comentados es el de una niña que —según su testimonio— volvió a la vida después de escuchar un audio de WhatsApp enviado por el propio pastor Santacruz.

El pastor Ariel Santacruz, quien es reconocido por sus seguidores como apóstol, asegura que estos eventos no son producto del poder humano, sino del obrar soberano de Dios. “Nosotros no hacemos los milagros —expresó—, solo somos instrumentos. Los milagros y prodigios existen porque están escritos en la Palabra de Dios. Son milagros creativos que ocurren para glorificar el nombre del Señor”. Con estas palabras, Santacruz busca atribuir toda la gloria a Dios, y no a su propia figura ministerial, insistiendo en que los milagros son parte del mover del Espíritu Santo en estos tiempos.

Su esposa, Esmilce Alfonzo, relató el hecho más impactante: la supuesta resurrección de una niña a través de un mensaje de voz. “Mi esposo oró y le envió el audio a la madre de la niña fallecida —contó—. Le dijo que pusiera el celular en el oído de su hijita, que ella iba a escuchar y resucitaría. Y Dios obró de esa manera. Ellos estaban en Posadas, Argentina, y nosotros en Encarnación, pero Dios no tiene distancia para obrar.” Esta historia, compartida en redes sociales y medios locales, ha generado tanto admiración entre los creyentes como escepticismo entre otros sectores de la sociedad.

Los pastores aseguran que no buscan fama ni protagonismo, sino que su deseo es que el poder de Dios sea conocido. Según ellos, estos milagros son evidencia de que “Cristo sigue obrando hoy” y que el poder de la oración puede trascender cualquier barrera física o tecnológica. Ariel Santacruz sostiene que los testimonios de resurrección son parte de la manifestación de los dones espirituales descritos en el Nuevo Testamento, especialmente los de sanidad y milagros. “El mismo Dios que levantó a Lázaro puede levantar a cualquiera —dice—. Él es el mismo ayer, hoy y siempre.”

En su discurso, ambos líderes resaltan que su ministerio ha crecido significativamente en los últimos meses. La congregación, que comenzó con un pequeño grupo de creyentes, ahora recibe a cientos de personas cada semana. El aumento de asistentes los ha llevado a buscar un espacio más amplio para sus reuniones, así como recursos adicionales como sillas y equipos de sonido. Según Santacruz, el crecimiento no se debe a la fama de los milagros, sino al deseo de la gente de experimentar el poder de Dios en sus vidas.

Sin embargo, sus afirmaciones también han despertado controversias dentro de algunos círculos cristianos. Hay quienes cuestionan la veracidad de los testimonios y advierten sobre el peligro de centrar la fe en señales extraordinarias más que en la enseñanza bíblica. Teólogos y pastores de diferentes denominaciones recuerdan que, aunque Dios tiene poder para obrar milagros, la Escritura llama a discernir todo espíritu y a no dejarse llevar por apariencias o emociones. La fe genuina, dicen, no depende de los milagros visibles, sino de la verdad revelada en Cristo.

A pesar de las críticas, Ariel Santacruz y Esmilce Alfonzo aseguran que continuarán predicando y testificando de lo que, según ellos, Dios ha hecho a través de su ministerio. “El Señor nos ha mostrado Su poder y no podemos callarlo —declara Esmilce—. Él ha resucitado a más de diez personas, y aún falta mucho por hacer. Sabemos que vienen tiempos de avivamiento, y nuestra misión es seguir orando y creyendo.”

Su historia ha llamado la atención dentro y fuera de Paraguay, donde algunos los consideran testigos de un mover sobrenatural, mientras otros los ven con reservas. Más allá de la polémica, su mensaje central es un llamado a creer que Dios todavía obra milagros. Para ellos, nada es imposible cuando hay fe, y aunque las distancias sean grandes, la mano de Dios puede alcanzar cualquier lugar, incluso a través de algo tan sencillo como un audio enviado por WhatsApp.

La mujer sabia edifica su casa
No todos dormiremos; pero todos seremos transformados