Pueblo de Dios, es bueno que siempre confiemos en que no estamos solos, porque nuestro Dios poderoso está y estará cada día con nosotros. Recuerda que Él está contigo como poderoso gigante.
A lo largo de toda la Escritura, una de las promesas más reconfortantes que encontramos es la presencia constante de Dios con su pueblo. Desde Génesis hasta Apocalipsis, Él se presenta como el Dios que acompaña, que guía y que nunca abandona a los suyos. En los momentos de prueba, cuando todo parece oscuro o incierto, esta verdad se convierte en un ancla para el alma: no estamos solos. Aun cuando los sentimientos nos digan lo contrario, la fe nos recuerda que Dios permanece fiel, porque su presencia no depende de nuestras emociones, sino de su carácter eterno e inmutable.
Como seres humanos, tendemos a fallar en nuestra fe. Las dudas, el temor y las preocupaciones nos visitan constantemente. En ocasiones, parece que Dios guarda silencio o que se ha alejado. Sin embargo, es precisamente en esos momentos cuando más debemos confiar. La fe genuina no se mide cuando todo va bien, sino cuando el viento sopla fuerte y aun así decidimos creer. Dios nunca nos abandona, aunque a veces permita que enfrentemos pruebas para fortalecer nuestro corazón. Él usa cada situación difícil para recordarnos que Su gracia es suficiente y que Su poder se perfecciona en nuestra debilidad.
Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová.
Hageo 1:13
Estas palabras cambiaron el ánimo del pueblo. Saber que Dios estaba con ellos les devolvió la fuerza para continuar. El mensaje de Hageo sigue siendo actual: Dios no nos llama a hacer algo sin antes asegurarnos Su presencia. Él no promete una vida sin dificultades, pero sí una compañía constante en medio de cada desafío. Su presencia nos sostiene cuando nuestras fuerzas se agotan y nos da valor para seguir adelante.
Hageo fue fiel al mandato de Dios. No trajo un mensaje de condenación, sino de aliento. Sus palabras fueron como agua fresca en medio del desierto espiritual del pueblo. Aquellos que habían perdido la motivación encontraron nuevamente esperanza al recordar que el Señor seguía con ellos. Esa misma voz sigue hablándonos hoy: “Yo estoy contigo”. Es un recordatorio de que no importa cuán difícil parezca la situación, el Dios todopoderoso sigue obrando en favor de los que le aman.
Recordemos siempre que Dios está a nuestro lado para animarnos, fortalecernos y darnos sabiduría en cada paso. Su Espíritu Santo nos consuela y nos guía. No importa la circunstancia, Él camina delante de nosotros y también detrás, cuidando de nuestras vidas. Por eso, pueblo de Dios, sigamos confiando plenamente en el Señor. No permitas que la duda te robe la paz. Si Él estuvo con Hageo, con Moisés y con David, también estará contigo. Dios está y estará con nosotros hoy, mañana y por toda la eternidad. ¡Amén!