Yo estoy con vosotros, dice Jehová

Pueblo de Dios, es bueno que siempre confiemos en que no estamos solos, porque nuestro Dios poderoso está y estará cada día con nosotros. Recuerda que Él está contigo como poderoso gigante.

A lo largo de toda la Escritura, una de las promesas más reconfortantes que encontramos es la presencia constante de Dios con su pueblo. Desde Génesis hasta Apocalipsis, Él se presenta como el Dios que acompaña, que guía y que nunca abandona a los suyos. En los momentos de prueba, cuando todo parece oscuro o incierto, esta verdad se convierte en un ancla para el alma: no estamos solos. Aun cuando los sentimientos nos digan lo contrario, la fe nos recuerda que Dios permanece fiel, porque su presencia no depende de nuestras emociones, sino de su carácter eterno e inmutable.

Como seres humanos, tendemos a fallar en nuestra fe. Las dudas, el temor y las preocupaciones nos visitan constantemente. En ocasiones, parece que Dios guarda silencio o que se ha alejado. Sin embargo, es precisamente en esos momentos cuando más debemos confiar. La fe genuina no se mide cuando todo va bien, sino cuando el viento sopla fuerte y aun así decidimos creer. Dios nunca nos abandona, aunque a veces permita que enfrentemos pruebas para fortalecer nuestro corazón. Él usa cada situación difícil para recordarnos que Su gracia es suficiente y que Su poder se perfecciona en nuestra debilidad.

Sí, es cierto que esos momentos de incertidumbre también nos hacen más fuertes. Cada prueba superada con fe nos da una experiencia nueva de la fidelidad divina. Cree con todo tu corazón, espera y verás que la gloria de Dios se manifestará en tu vida. La esperanza cristiana no se basa en deseos vacíos, sino en la certeza de que el Dios que prometió estar con nosotros, cumple lo que dice. Él no es hombre para mentir ni hijo de hombre para arrepentirse. Su palabra permanece para siempre, y cuando dice “Yo estoy contigo”, podemos descansar seguros en esa promesa.

El libro de Hageo nos muestra un momento especial en la historia del pueblo de Israel. Después de regresar del exilio en Babilonia, los israelitas se encontraban desanimados y temerosos. Habían comenzado la reconstrucción del templo, pero las dificultades y la oposición los habían detenido. Fue entonces cuando Dios levantó a su siervo Hageo para traerles un mensaje de esperanza. Dios no solo los exhortó a continuar la obra, sino que los consoló con su presencia. En medio del cansancio y la frustración, Su voz se escuchó con poder:

Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová.

Hageo 1:13

Estas palabras cambiaron el ánimo del pueblo. Saber que Dios estaba con ellos les devolvió la fuerza para continuar. El mensaje de Hageo sigue siendo actual: Dios no nos llama a hacer algo sin antes asegurarnos Su presencia. Él no promete una vida sin dificultades, pero sí una compañía constante en medio de cada desafío. Su presencia nos sostiene cuando nuestras fuerzas se agotan y nos da valor para seguir adelante.

Hageo fue fiel al mandato de Dios. No trajo un mensaje de condenación, sino de aliento. Sus palabras fueron como agua fresca en medio del desierto espiritual del pueblo. Aquellos que habían perdido la motivación encontraron nuevamente esperanza al recordar que el Señor seguía con ellos. Esa misma voz sigue hablándonos hoy: “Yo estoy contigo”. Es un recordatorio de que no importa cuán difícil parezca la situación, el Dios todopoderoso sigue obrando en favor de los que le aman.

Recordemos siempre que Dios está a nuestro lado para animarnos, fortalecernos y darnos sabiduría en cada paso. Su Espíritu Santo nos consuela y nos guía. No importa la circunstancia, Él camina delante de nosotros y también detrás, cuidando de nuestras vidas. Por eso, pueblo de Dios, sigamos confiando plenamente en el Señor. No permitas que la duda te robe la paz. Si Él estuvo con Hageo, con Moisés y con David, también estará contigo. Dios está y estará con nosotros hoy, mañana y por toda la eternidad. ¡Amén!

La justicia guarda al de perfecto camino
Acordaos de vuestros pastores