¿Qué queréis que os haga?

¿Qué queréis que os haga? Buena pregunta de Jesús para Jacobo y Juan, ya que estos se acercaron a Jesús para hacerle una petición.

Juan y Jacobo se acercaron a Jesús haciéndole la propuesta de sentarse uno a la izquierda de Jesús y el otro a Su derecha, cuando llegue el tiempo de la gloria de Jesús. En ese momento, los discípulos aún no comprendían la naturaleza del Reino de Dios. Ellos pensaban en un reino político, terrenal, donde Jesús reinaría sobre Israel y ellos ocuparían posiciones de poder y autoridad. Pero el Señor tenía un plan completamente distinto. Su reino no era de este mundo, ni su grandeza se mediría por tronos, sino por servicio, humildad y amor al prójimo.

Mientras los discípulos estaban preocupados por adquirir grandeza, Jesús quería enseñarles que el verdadero liderazgo en el Reino de los cielos no consiste en ser servido, sino en servir. Quería que entendieran que la verdadera grandeza no está en los títulos, sino en el corazón dispuesto a obedecer a Dios. Jesús deseaba que ellos aprendieran de Él, y que en su expansión del evangelio, las multitudes no los vieran a ellos, sino que reconocieran en sus vidas la presencia del Salvador y creyeran que en Él hay salvación. A la pregunta de Juan y Jacobo, Jesús responde:

Él les dijo: ¿Qué queréis que os haga?

Marcos 10:36

Esa misma pregunta resuena hoy. Jesús sigue preguntando a cada uno de nosotros: “¿Qué quieres que haga por ti?”. No porque Él no sepa nuestras necesidades, sino porque desea que aprendamos a expresar con fe lo que esperamos de Él. Quiere que reconozcamos nuestra dependencia total de Su gracia. Muchos buscan a Cristo solo para obtener bendiciones materiales, pero Jesús anhela algo más profundo: transformar el corazón y renovar completamente la vida.

En un mundo donde la gente lucha por ser reconocida, por alcanzar fama, poder y éxito, las palabras de Jesús siguen siendo una confrontación directa: ¿Qué es lo que realmente deseas? Las ambiciones terrenales son pasajeras, pero el propósito divino permanece. Jesús no vino para cumplir nuestros caprichos, sino para darnos lo que verdaderamente necesitamos: salvación, paz y comunión con Dios.

Es claro que hoy día las personas buscan ser grandes, demostrarles a los demás que sí pueden llegar lejos, que tienen talento, influencia o dinero. Pero ¿qué quiere Jesús para ti? Él quiere cambiar tu vida desde adentro. Quiere que dejes de buscar aprobación humana y empieces a buscar Su voluntad. Cuando lo haces, todo lo demás toma su lugar. Él no te ofrece solo una mejora superficial, sino una transformación completa del corazón.

Jesús quiere que seas diferente. Él trae un nuevo amanecer a tu vida, da propósito a tu existencia y te llena de esperanza. Donde antes había tristeza, Él siembra gozo. Donde había confusión, Él trae dirección. Y cuando Su presencia llena el alma, todo se vuelve nuevo. Jesús no te ofrece fama, sino plenitud; no te promete tronos, sino descanso para tu alma. Él quiere darte sabiduría para enfrentar cada día y llenar tu corazón de alegría verdadera.

¿Quieres que Jesús haga grandes cosas en tu vida? Entonces ve y toca Su puerta. No te canses de buscarlo, porque quienes lo hacen con sinceridad siempre encuentran. Jesús quiere cambiar tu lamento en baile, tu desesperanza en propósito y tu orgullo en humildad. Su pregunta sigue vigente: “¿Qué queréis que os haga?”. La respuesta está en tus labios, pero sobre todo en tu corazón. Permite que Cristo sea el centro de tu vida, y verás cómo lo imposible se vuelve posible. En Su presencia, las peticiones egoístas se transforman en oraciones llenas de fe, y los sueños humanos en voluntad divina.

Acordaos de vuestros pastores
Velemos y seamos sobrios