El mismo Jesús nos dice en Mateo 24:5: «Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: «Yo soy el Cristo», y engañarán a muchos». Ya son bastantes las personas que han dicho ser el Cristo, desde los tiempos bíblicos hasta nuestros días, y esto no debe ser una sorpresa para nosotros.
Un hombre australiano llamado Alan John Miller en el año 2013 creó su propia secta y desde entonces le siguen aproximadamente 25 mil personas, de los cuales muchos han vendido sus casas para comprar un terreno cerca de Alan.
Alan, quien dice ser el Cristo, antes de fundar esta secta se dedicaba a la tecnología de información, pero abandonó su profesión cuando en el 2013 se dedicó a crear su propia religión, y nos preguntamos: ¿Cómo es que tantas personas pueden ser engañadas por barbaridades como estas? La respuesta está en el versículo citado a comienzos de nuestro artículo: «y engañarán a muchos».
Y un dato sumamente peligroso y cuestionable es que esta secta les genera unos 500 mil dólares de ganancia.
Según datos ofrecidos por el medio Sky News, AJ, quien prefiere que se le llame de esta manera, declaró que tiene recuerdos de hace dos mil años cuando murió en la cruz. También busca limpiarse como Pilato cuando se le pide algún milagro, diciendo que no es necesario, que todos saben que él es Jesús.
Miller también hizo declaraciones sobre el dolor en la cruz, diciendo que la gran preocupación no fue por Jesús, sino el dolor de María al verle:
Cuando eres Dios no estás en estado de miedo, y tienes buen control sobre las sensaciones de tu cuerpo y el nivel de dolor que puedes absorber.
AJ tiene un pasado turbulento, ya que en el año 1997 su ex esposa lo tildó de «loco peligroso». La familia de la actual esposa de Miller ha intentado separarla de él, pero al parecer está muy cegada por sus creencias.
Esto es muy peligroso, ya que muchas personas han dejado sus trabajos y familia por seguir a este impostor. También ha hecho declaraciones peligrosas, hablando de un tsunami de 100 metros y destrucción de varios países. Recordemos estas palabras de Jesús y no nos dejemos engañar:
Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán señales y prodigios a fin de extraviar, de ser posible, a los escogidos.
Marcos 13:22
La Biblia nos advierte con claridad sobre este tipo de falsos profetas y líderes religiosos que, motivados por el poder, el dinero o el ego, buscan arrastrar multitudes. En Apocalipsis 13 también se describe cómo surgirán personajes que engañarán con señales y discursos aparentemente convincentes. Esto nos muestra que no basta con ver milagros o escuchar palabras bonitas, sino que debemos poner a prueba todo con la Palabra de Dios.
Es importante que los cristianos de hoy mantengamos un espíritu de discernimiento. La Escritura nos enseña que debemos examinarlo todo y retener lo bueno (1 Tesalonicenses 5:21). No todo el que dice hablar en nombre de Cristo realmente lo hace, y Jesús mismo nos advirtió que muchos usarían su nombre para confundir y obtener seguidores.
También debemos entender que el fenómeno de los falsos cristos no es nuevo. A lo largo de la historia, muchas sectas han surgido bajo la promesa de salvación inmediata, poder espiritual o riquezas materiales. El enemigo sabe cómo apelar a las necesidades humanas y a la desesperación de las personas, haciéndoles creer que encontrarán en estos líderes respuestas rápidas. Sin embargo, la verdadera respuesta se encuentra solamente en Cristo Jesús, quien ya dio su vida en la cruz para redimirnos.
Un detalle preocupante es cómo estas sectas manipulan emocionalmente a sus seguidores. Personas que entregan bienes, dinero y hasta rompen lazos familiares, convencidas de que siguen al “Cristo verdadero”. Este patrón de abuso espiritual y psicológico es una señal clara de que no se trata de la fe genuina en Dios, sino de un engaño destructivo que busca esclavizar la mente y el corazón.
Ante esto, debemos recordar lo que dijo el apóstol Juan en 1 Juan 4:1: «Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo». Esta exhortación es clave para los tiempos en que vivimos, donde abunda la confusión religiosa y proliferan mensajes contrarios al verdadero evangelio.
Reflexión final: Vivimos en una era en la que la información y la desinformación circulan rápidamente, y eso hace que los engaños se propaguen con facilidad. No debemos extrañarnos de que surjan falsos cristos, pues ya la Biblia lo profetizó. Pero como creyentes estamos llamados a permanecer firmes en la verdad del evangelio, alimentándonos de la Palabra y guardando nuestra fe en Cristo. Solo así podremos resistir los engaños del enemigo y mantenernos en el camino correcto hacia la vida eterna.
