Busca la paz, y síguela

Estas es una enseñanza que debemos tomar en cuenta, pero más que una enseñanza, un estilo de vida como hijos de Dios que somos. El temor al Señor es lo que nos enseña a ser personas de bien. El Señor nos enseña a través de Su Palabra que debemos apartarnos del mal y buscar la paz:

Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela.

Salmos 34:14

Quizás pienses que apartarse del mal es algo que todo ser humano debe saber, que es algo que hay que hacer para alcanzar el reino de Dios, por más mala que sea una persona, ésta debe estar consciente de eso. Pero si la Biblia lo dice es porque es necesario recordarlo.

Pero, ¿qué pasa al final con estas personas? Una vez habiendo alcanzado lo que querían haciendo lo indebido, sienten un vacío que solo puede llenar Aquel que está en los cielos. Lo peor de todo es que por haber hecho cosas malas para lograr lo que se propusieron, sufren consecuencias que mejor hubiera sido quedarse en el nivel que estaban anteriormente, porque muchos hasta son encarcelados física o emocionalmente debido a las consecuencias de sus actos y no tienen paz.

Las personas de bien, éstas son las que viven todo el tiempo completamente en paz, porque no hay temor a ser condenado por los hombres ni por Dios, y este es nuestro consejo, que te apartes del mal. Por ninguna razón te inclines al mal, y de esa manera tendrás paz por los siglos de los siglos.

El apóstol Pablo también advertía a los creyentes de su tiempo que no se conformaran a este siglo, sino que renovaran su entendimiento para discernir cuál era la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Esto nos recuerda que el apartarse del mal no solo es una decisión moral, sino también un ejercicio constante de obediencia y fe. La renovación de la mente es lo que nos permite resistir las tentaciones y permanecer firmes en el camino de la justicia.

En la historia bíblica vemos claros ejemplos. José, cuando fue tentado por la esposa de Potifar, decidió huir antes que ceder a la maldad. Podría haberse beneficiado materialmente si aceptaba, pero prefirió la paz de una conciencia limpia. De la misma manera, Daniel decidió no contaminarse con la comida del rey, mostrando que el bien no siempre es lo más fácil ni lo más atractivo a los ojos del mundo, pero sí lo más valioso delante de Dios.

Por otro lado, personajes como Acab o Judas Iscariote muestran lo contrario: buscaron lo malo para obtener lo que querían y al final cosecharon destrucción y dolor. Esto nos enseña que lo que parece ganancia momentánea, al final se convierte en ruina si no está bajo la voluntad del Señor. La paz que el mundo da es pasajera, pero la paz que Cristo ofrece permanece para siempre.

Apartarse del mal también implica cuidar lo que vemos, lo que escuchamos y con quiénes nos relacionamos. Muchas veces no caemos de inmediato en el pecado, sino que permitimos que pequeñas cosas nos desvíen. Por eso, la Biblia nos aconseja huir de las pasiones juveniles, resistir al diablo y someter nuestra vida en oración al Señor. De esta forma, no solo evitamos el mal, sino que cultivamos una vida llena de paz y de frutos que honran a Dios.

Querido lector, este consejo es práctico y aplicable a nuestra vida diaria. En el hogar, en el trabajo, en los estudios y en la sociedad, tenemos la oportunidad de elegir entre lo bueno y lo malo. Decidirnos por lo bueno no siempre traerá reconocimiento inmediato, pero sí traerá paz, bendición y un futuro seguro en las manos de Dios. Recordemos siempre las palabras de Jesús: “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”.

Reflexión final: Apartarse del mal no es solo un consejo piadoso, es la clave para vivir en libertad y paz. Busca el bien, hazlo con perseverancia, aunque el mundo te invite a lo contrario, y sigue la paz que proviene de lo alto. Esa paz guardará tu corazón y tu mente en Cristo Jesús, y te permitirá vivir una vida plena y bendecida.

¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?
Que nuestra boca se llene de Su alabanza