Edifiquémonos unos a los otros

Como hermanos en Cristo que somos debemos saber que tenemos que «edificarnos unos a otros», en el sentido de compartir una palabra que pueda brindar sabiduría a nuestra alma, que nos ayude a conocer más del Señor.

1 de Tesalonicenses capítulo 5 nos habla sobre el día del Señor, y nos insta a velar y mantenernos en la búsqueda constante del Señor, en una sociedad que cada día evoluciona hacia el mal, donde el entretenimiento es la razón principal de muchas personas. En medio de una sociedad así, debemos mantener nuestra búsqueda constante del Señor, sabiendo que el día temible del Señor se acerca.

Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.

1 Tesalonicenses 5:11

El apóstol Pablo manda a la santa iglesia de Dios a que se estimulen en la fe los unos a los otros, no a destruirse ni a compararse entre sí, sino a edificarse mutuamente con palabras de ánimo y exhortación. La iglesia no fue llamada a competir, sino a crecer en unidad. Cuando animamos a un hermano en Cristo, cuando compartimos una palabra de aliento o una oración, estamos cumpliendo este mandato divino de edificarnos en amor.

Hoy más que nunca, necesitamos edificarnos mutuamente. Vivimos en tiempos en los que el desánimo, la frialdad espiritual y la confusión abundan. Pero la iglesia debe ser ese refugio donde cada creyente puede encontrar apoyo, dirección y consuelo en el Señor. Edificar no solo significa enseñar, sino también levantar al caído, restaurar al que ha fallado, y acompañar al que pasa por pruebas. El amor fraternal es la base de una iglesia fuerte, una iglesia que no se divide, sino que crece junta bajo la guía del Espíritu Santo.

Pablo también nos recuerda en este mismo capítulo que somos hijos de la luz y no de las tinieblas. Esto significa que debemos caminar en la verdad, en santidad, y en obediencia al Señor. Si somos hijos de la luz, entonces nuestro deber es reflejar esa luz en medio del mundo, y una de las maneras más poderosas de hacerlo es edificando al prójimo con palabras llenas de fe y esperanza. El mundo necesita ver en nosotros un amor genuino, una unidad sincera y una fe firme.

Palabras finales

Cristo se acerca a buscar a Su amado pueblo, y debemos estar siempre listos, siempre preparándonos, sabiendo que el día del Señor se acerca. No debemos ser encontrados como aquellos que no son hijos de la luz, sino como una iglesia vigilante, amorosa y edificante. Edificarnos unos a otros no es una opción, sino una orden del Señor para mantenernos fuertes en los tiempos difíciles.

Querido hermano, cada palabra que sale de tu boca puede destruir o puede edificar. Escoge siempre edificar. Comparte palabras que inspiren, que consuelen, que fortalezcan la fe de otros. Recuerda que todos estamos corriendo la misma carrera hacia la eternidad, y que Dios se agrada cuando Su pueblo vive en armonía y amor. Sigamos animándonos mutuamente hasta que Cristo venga, edificándonos día a día en Su verdad y en Su gracia.

Maldicen predicador y éste responde: “Dios bendiga tu vida y familia”
Sigue a Dios