Como siervos del Señor, debemos obedecer el mandato del Señor, no dudemos en actuar cuando Él nos envía, porque recibiremos total respaldo de Él.
Hablando de servir con todo el corazón al Señor y sin temor, nos referimos a Jonás, quien tenía miedo de llevar el mensaje que el Señor había mandado para Nínive, ciudad que sería destruida si no se arrepentía de su pecado.
Jonás no dio el mensaje a aquella ciudad que se encontraba en peligro por su pecado; este hombre tuvo temor de ir a aquel lugar a dar esas duras palabras, pero recordemos que debemos obedecer al Señor.
Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo.
Jonás 2:7
Estas son las palabras de un hombre desesperado por salir del problema con el que se encontró por no haber obedecido a la voz de Dios, un momento terrible, ya que fue engullido por un gran pez.
¿Te sientes tú también atrapado en la boca de un gran pez por no obedecer la voz de Dios? Cumple Su llamado y haz Su obra tal y como lo ha mandado el Señor.
Jonás dice que su alma desfallecía, ya que ese momento era muy difícil; él nunca se imaginó que pasaría algo así por desobedecer la voz de Dios, pero Dios escuchó su oración y tuvo misericordia de él.
Así que, hermanos, estas acciones de Jonás nos enseñan a ir donde quiera que el Señor nos envíe y dar el mensaje que Él nos manda tal cual, sin cambiar nada. No desobedezcamos Sus órdenes, seamos valientes para atender a Su llamado. No esperes que te pase lo que le pasó a Jonás, escucha la voz de Dios y actúa en Su nombre.
Palabras finales
La historia de Jonás es un recordatorio poderoso de cómo la desobediencia puede llevarnos a lugares de oscuridad y desesperación, pero también de cómo la misericordia de Dios nos alcanza incluso en las profundidades. A veces huimos del llamado de Dios porque creemos que no somos capaces, o porque pensamos que Su voluntad es demasiado difícil de cumplir. Sin embargo, cada vez que huimos, nos alejamos de las bendiciones que Él ya tenía preparadas para nosotros.
El mismo Dios que llamó a Jonás sigue llamando hoy a hombres y mujeres para cumplir Su propósito. No todos serán enviados a una gran ciudad como Nínive, pero todos tenemos una misión que cumplir: compartir Su palabra, servir a otros, amar con sinceridad y vivir en obediencia. La obediencia trae paz, propósito y favor, mientras que la desobediencia trae tormenta, confusión y pérdida.
Si alguna vez te has sentido como Jonás, atrapado por las consecuencias de tus decisiones, recuerda que aún hay esperanza. Dios escucha la oración del arrepentido. Desde el vientre del pez, Jonás clamó, y el Señor lo escuchó. Así también, cuando te vuelvas a Dios con humildad, Él te levantará y te dará una nueva oportunidad para cumplir Su voluntad. Porque el Dios que ordenó al pez que lo vomitara en tierra firme, también puede sacarte del lugar donde estás y ponerte nuevamente en el camino correcto.
Obedecer al Señor no siempre será fácil, pero siempre será lo mejor. Si Dios te está llamando, responde con valentía y fe. No esperes que las circunstancias te obliguen a rendirte; más bien, entrégate hoy mismo a Su propósito. Que la lección de Jonás nos inspire a decir: “Aquí estoy, Señor, envíame a mí”.