Estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido

Estar firmes es uno de los mensajes principales para la iglesia del nuevo testamento debido a las constantes persecuciones en las que se veían involucrados por su fe, por sus creencias, y esto no solamente va para la iglesia del nuevo testamento, sino para nosotros, quienes posiblemente no padecemos persecución física, pero sí de los placeres de este mundo nos asechan para que cambiemos la doctrina de Cristo por ellos.

Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.

2 Tesalonicenses 2:15

Este verso comienza diciendo «así que», lo que denota que Pablo estaba dando un consejo en los versos anteriores. Y sí, anterior a esos versos, Pablo hablaba de la venida de Cristo y también decía que hemos sido escogidos para salvación, entonces, por eso dice: «Así que, hermanos, estad firmes».

Es muy importante que retengamos lo que hemos aprendido de las Escrituras, que en medio de una generación que apuesta por el pecado, seamos antorchas encendidas en medio de la oscuridad más densa que nos quiera azotar.

La Biblia nos da diversos ejemplos de lo que es retener la doctrina de Cristo, y el apóstol Pablo es uno de ellos, quien siendo en el pasado un fariseo, celoso de la Ley, teniendo múltiples títulos y siendo un hombre de gran importancia, pudo echar todo a la basura por el amor de Cristo.

Amados hermanos, retengamos la sana doctrina y las buenas costumbres que hemos aprendido.

La firmeza como característica del cristiano

El llamado a estar firmes no es una opción, sino una necesidad. El creyente debe tener convicciones sólidas para no dejarse arrastrar por todo viento de doctrina ni por las ofertas engañosas del mundo. Las modas cambian, las filosofías humanas se multiplican, pero la Palabra de Dios permanece para siempre. Cuando un cristiano está firme en su fe, sabe discernir lo correcto de lo incorrecto y no se deja desviar por los deseos pasajeros.

La firmeza también se refleja en la vida diaria: en el trabajo, en la familia, en las decisiones que tomamos. No podemos separar nuestra fe de nuestra manera de vivir. Retener la doctrina implica aplicarla en cada área de nuestra existencia, aún en aquellas que parecen insignificantes, porque es allí donde se demuestra la verdadera fidelidad.

Ejemplos bíblicos de firmeza

Cuando pensamos en la firmeza, recordamos a Daniel y sus amigos, quienes, a pesar de estar en una tierra extranjera con costumbres ajenas, decidieron no contaminarse con lo que Dios había prohibido. De igual manera, los apóstoles, tras la resurrección de Cristo, predicaron con valentía aun sabiendo que serían perseguidos. Estos ejemplos nos animan a mantenernos fieles aunque el entorno no sea favorable.

La firmeza no significa dureza de corazón, sino constancia y perseverancia en lo que es verdadero. El mismo Jesús nos enseñó que el que persevere hasta el fin, ese será salvo. Por eso, cada día debemos pedirle al Señor que nos dé la gracia para resistir las tentaciones y mantenernos en el camino correcto.

Cómo retener la sana doctrina hoy

En tiempos donde abundan las falsas enseñanzas, el creyente debe estar más atento que nunca. Retener la sana doctrina implica leer y estudiar la Palabra de Dios, orar con sinceridad y tener comunión con la iglesia. También significa rechazar cualquier mensaje que intente suavizar el pecado o desviar la atención de Cristo hacia intereses personales o materiales.

Es necesario volver una y otra vez a las Escrituras, porque ellas nos mantienen firmes. Cuando meditamos en la Palabra, nuestro corazón se fortalece y nuestra mente se aclara. Así, aunque el mundo cambie sus valores, nosotros seguimos firmes en los principios eternos del Evangelio.

Conclusión

El llamado de Pablo a la iglesia de Tesalónica sigue siendo actual para nosotros: “estad firmes y retened la doctrina”. Cada generación enfrenta sus propias luchas, y la nuestra no es la excepción. Aunque quizás no seamos perseguidos físicamente, sí enfrentamos la presión del conformismo, del relativismo y del materialismo. Por eso debemos permanecer inamovibles, con la mirada puesta en Cristo, confiando en que Él nos dará la fuerza necesaria para vencer.

Querido lector, no olvides que el Señor busca hijos fieles y constantes. Procuremos que nuestras vidas sean testimonio de que la doctrina de Cristo permanece en nosotros, y que ninguna circunstancia podrá apartarnos de su verdad.

Pide a Dios con acción de gracias
Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído