Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás

Todo lo creado por Dios tiene que adorarle y obedecer Su mandato. Dios es el Creador de todo, y todo lo que existe no tiene autoridad sobre sí mismo, sino que el mismo Dios es quien tiene el poder sobre todas las cosas.

Los demonios y satanás, también tienen que obedecer al Dios Todopoderoso, Él es único y Su trono está sobre toda la tierra, desde las alturas controla cada una de las cosas.

Santo es El Señor que vive y reina por los siglos de los siglos, el mal y la tierra se rinden delante de Él, toda humanidad cae de rodillas ante Él, los animales y todo lo creado deben rendir honor y declaración de gloria ante Dios.

Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.

Mateo 4:10

Las palabras anteriores fueron pronunciadas por Jesús a satanás cuando este último intentó tentar al Maestro, mostrándole todos los reinos de la tierra y diciéndole a Jesús que si él lo adoraba, le daría todo eso. Mas Jesús respondió que es a Dios quien hay que adorar, y sólo a Él hay que servir.

¿Estarías tú dispuesto a adorar y servir solamente a Dios aún cuando estés pasando por situaciones difíciles y llegue una tentación como esta? Imagina que alguien llega con la solución a tu problema y te dice: «Te resolveré tu problema si me sirves a mí». Imagina que alguien con poder te dice: «Todos tus problemas serán resueltos si me haces tu dios».

La Biblia es clara y no debemos servir ni adorar a otro que no sea nuestro Dios. No nos dejemos engañar del enemigo con sus ofertas engañosas y pasajeras. Sigamos sirviendo a Dios aunque estemos pasando necesidades en la tierra porque un día estaremos con Él por toda la eternidad.

Cuando Jesús enfrentó la tentación en el desierto, nos dejó un ejemplo perfecto de cómo vencer las ofertas de satanás: utilizando la Palabra de Dios. No fue con argumentos humanos, ni con razonamientos filosóficos, sino con la Escritura. Esto nos recuerda que el creyente debe llenar su mente y corazón de la Palabra, para que cuando venga el día de prueba, tenga las herramientas necesarias para resistir.

El enemigo siempre tratará de distraernos con promesas terrenales, con atajos que parecen fáciles y atractivos, pero que en realidad son cadenas que esclavizan. Satanás ofreció reinos a Jesús, pero esos reinos eran temporales. Jesús ya era y es Rey eterno, y no necesitaba recibir poder de quien en realidad no tenía autoridad sobre Él. Así mismo, nosotros debemos entender que nada de lo que el mundo nos ofrezca puede compararse con la gloria eterna que Dios tiene preparada para sus hijos.

Por eso, cuando vemos a personas que buscan riquezas, poder o reconocimiento a costa de su fe, debemos recordar que todo eso es pasajero. El mismo Jesús enseñó que «¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?». La verdadera adoración consiste en reconocer que solo Dios es digno de recibir honra, servicio y obediencia absoluta.

Es importante también reflexionar en que adorar a Dios no se limita a un acto de palabras o cantos en la congregación. Adorar a Dios es un estilo de vida, una entrega diaria en obediencia, en fidelidad, en mantenernos firmes aun cuando el mundo nos invite a apartarnos. Servir a Dios significa también renunciar a prácticas que deshonran Su nombre y elegir caminar en santidad.

El creyente verdadero no necesita negociar su fe para obtener beneficios momentáneos. La historia bíblica está llena de ejemplos de hombres y mujeres que prefirieron perderlo todo antes que doblar sus rodillas a dioses falsos. Recordemos a Daniel en Babilonia, a los tres jóvenes hebreos en el horno de fuego, o a los apóstoles perseguidos. Todos ellos fueron fieles porque sabían que solo Dios merece nuestra adoración y servicio.

Finalmente, tengamos siempre en mente que servir y adorar a Dios en medio de pruebas fortalece nuestra fe y nos prepara para la eternidad. La promesa de Jesús es clara: «Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida». La fidelidad a Dios trae recompensa eterna, mientras que servir al enemigo solo trae destrucción. Que podamos mantenernos firmes, recordando siempre las palabras de nuestro Señor: «Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás».

Querido lector, la invitación hoy es a examinar tu corazón y preguntarte: ¿a quién estás sirviendo? ¿a las riquezas, a los placeres, a los hombres o al Dios vivo? No olvidemos que solo hay uno digno de ser servido y adorado: nuestro Dios Todopoderoso, Creador de los cielos y de la tierra. Caminar bajo esta verdad nos garantiza paz, esperanza y una eternidad gloriosa junto a Él.

Jesús te está llamando, ¿estás dispuesto a seguirlo?
Guardaos de los ídolos