La Biblia advierte sobre la adoración a los ídolos, Dios nos ha dejado claro a través de Su Palabra que los dioses de madera y yeso creados por hombres no pueden hacer nada por nosotros, y adorarlos es pecado.
En numerosas ocasiones dentro de la Biblia vemos advertencias contra tales cosas, pero en este artículo nos concentraremos en un solo versículo, específicamente de la primera carta de Juan:
Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.
1 Juan 5:21
Lo principal que debemos recordar luego de leer este versículo, es que nuestro Dios es el único y verdadero Dios. Ninguna estatua ni pintura tiene ningún poder, ni siquiera se mueven, menos harán algo nunca por nosotros.
Sabemos que muchos hoy en día no reconocen a Dios como su único y suficiente Dios eterno, que adoran cuadros hechos por manos de hombres, imágenes de personas famosas, pero lo que muchos no saben es que hubo uno que fue sacrificado por la humanidad, este es el milagro más maravilloso, más que cualquier cosa que pueda hacer alguien que los mortales tilden como héroe.
¿Podemos tomar para nosotros este versículo que acabamos de leer en este artículo? Pues claro, y yo diría que deberíamos llevarlo más allá, pensar que un ídolo no solamente puede ser una estatua de piedra, yeso o madera, o una pintura, un ídolo puede ser cualquier otra cosa que pueda quitarle a Dios el lugar que merece en nuestras vidas.
Muchos idolatran un artista o cualquier otra figura famosa, como un presidente, pero no solo famosos, también podríamos llegar a idolatrar otras cosas como el dinero, un negocio, hasta un hijo.
Cuidémonos de los ídolos, pongamos a Dios siempre en primer lugar, recordemos el sacrificio de Jesús en la cruz para limpiarnos de nuestros pecados, guardémonos de adorar otra cosa que no sea nuestro Dios.
La advertencia bíblica sobre los ídolos
Desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo, Dios repite una y otra vez la misma advertencia: “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:3). El corazón humano es propenso a buscar sustitutos, pero ningún objeto creado, por más elaborado o valioso que sea, puede compararse con el Creador. Esta enseñanza nos recuerda que Dios no comparte Su gloria con nadie, porque Él es suficiente para llenar cada área de nuestra vida.
¿Qué es un ídolo en la vida moderna?
Un ídolo no siempre tiene que ser una figura de yeso o madera. En la actualidad, existen ídolos más sutiles y aceptados socialmente. Podemos enumerar algunos ejemplos para reflexionar:
- El dinero: cuando se convierte en la meta principal de nuestra existencia.
- El poder y la fama: cuando el reconocimiento social ocupa el lugar que corresponde a Dios.
- Las personas: cuando ponemos en un ser humano la confianza que solo debemos poner en el Señor.
- Las posesiones: cuando creemos que nuestro valor depende de lo que tenemos.
- Incluso nuestra propia voluntad: cuando decidimos hacer lo que queremos sin consultar la voluntad de Dios.
Estos ejemplos nos muestran que la idolatría puede estar más cerca de lo que pensamos, y es por eso que la Palabra nos llama a examinar nuestro corazón constantemente.
Cómo guardarnos de la idolatría
La mejor manera de evitar la idolatría es llenar nuestra vida de la presencia de Dios. Cuando dedicamos tiempo a la oración, a la lectura de la Biblia y a la adoración genuina, fortalecemos nuestra fe y mantenemos el corazón enfocado en lo eterno. Además, debemos practicar la gratitud, porque al reconocer que todo lo que tenemos proviene de Él, evitamos caer en la trampa de pensar que algo más merece nuestro primer lugar.
El apóstol Pablo también advierte en Colosenses 3:5: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros… la avaricia, que es idolatría”. Es decir, cualquier deseo desordenado puede convertirse en un ídolo si ocupa el lugar central en nuestro corazón.
Conclusión
El consejo de Juan es corto pero contundente: “Hijitos, guardaos de los ídolos”. Es un recordatorio atemporal que debemos aplicar cada día. La idolatría no solo está en templos paganos, también puede estar en las pequeñas prioridades que desordenamos en nuestra vida diaria. Guardarnos de los ídolos significa reconocer que Dios es suficiente, que Su amor y Su gracia son mayores que cualquier cosa creada. Que siempre podamos vivir con el corazón enfocado en el único digno de adoración: nuestro Señor y Salvador Jesucristo.