El libro de Lamentaciones es un poema que muestra la aflicción por la que estaba pasando el pueblo de Dios, pero ese Dios que había permitido el dolor, también es el mismo Dios que daría la salida y la sanidad necesaria. La Biblia nos enseña:
31 Porque el Señor no desecha para siempre;
32 Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias;
33 Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres.
Lamentaciones 3:31-33
El pueblo de Dios no se estaría lamentando ni sufriendo para siempre. Es como cuando el pueblo de Israel estaba en Egipto o en el desierto, ese dolor no sería para siempre, sino que el mismo Dios que permitió la tormenta también traería la calma, y es importante entender que Dios permite diferentes adversidades en nuestras vidas para hacernos madurar y sacar lo mejor de nosotros.
Estos versos también son una demostración de un atributo que solamente Dios posee: «misericordia». La Biblia nos habla muchas veces sobre lo grande que es la misericordia de Dios, desde Génesis hasta Apocalipsis.
Oh amado hermano, el Señor es misericordioso para con nosotros, Él es poderoso para salvarnos y cambiar nuestro lamento en baile.