David fue buen rey, y aún es conocido entre nosotros como aquel varón que tenía un corazón conforme al de Dios, y en las palabras que veremos a continuación podremos sacar puntos muy importantes sobre aquel mensaje que David dio a su hijo Salomón quien sería su sucesor en el reinado. La Biblia nos enseña:
Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre.
1 Crónicas 28:9
En la mayor brevedad posible tomaremos algunos puntos de estas palabras de David a Salomón:
1- Reconoce al Dios de tus padres
Era primordial para David el que Salomón aún a su corta edad comprendiera que era vital «reconocer» a Dios como el Dios de sus padres, como el Dios de Israel, y cuando hablamos de reconocer, no simplemente estamos hablando de saber algo y ya, sino de actuar, comportarse como alguien que verdaderamente es conocedor de algo o alguien, en este caso Dios.
2- Sirve a Dios con corazón perfecto
Israel tuvo sus buenos reyes, pero también tuvo algunos muy malos. Antes del reinado de David estaba Saúl, quien es conocido por ser desobediente al Señor, y Salomón debía tener muy en claro que su corazón debía estar firme en las cosas del Señor.
3- El Señor escudriña los corazones
Esta es una verdad que vemos en todas las Escrituras. No existe nadie como Dios, quien es el único que podía escudriñar los corazones, y Salomón debía entender que ese Dios podía saber aún sus pensamientos más íntimos.
4- Si buscas a Dios, lo hallarás
Jesús también habló de esto:
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Mateo 7:7
5- Advertencia: «Mas si lo dejares, él te desechará para siempre»
Esto también es importante, el comprender que así mismo como Dios estaba con Salomón, éste también podía ser desechado como Saúl, y es importante el comprender esto, que aunque Dios sea un Dios de amor, es un Dios que nos demanda santidad y andar en la plenitud de sus caminos.
Reflexión final
Las palabras de David a Salomón no solo fueron un consejo paternal, sino un legado espiritual que trasciende generaciones. Todo creyente puede verse reflejado en este llamado: reconocer a Dios como nuestro Señor, servirle con sinceridad y recordar que Él escudriña lo más profundo de nuestro ser. Dios no se agrada de una religiosidad superficial, sino de un corazón íntegro y dispuesto.
El ejemplo de Saúl frente a Salomón nos recuerda que el éxito no depende únicamente de dones o talentos humanos, sino de la obediencia a Dios. Saúl fue desechado por su desobediencia, pero David halló gracia por su corazón humilde y arrepentido. Esto nos enseña que lo más importante no es aparentar perfección, sino vivir en una constante búsqueda de la voluntad del Señor.
Además, la promesa de que «si buscas a Dios lo hallarás» sigue siendo válida hoy. No se trata de una búsqueda superficial, sino de un anhelo profundo de comunión con Él. Dios no se esconde de sus hijos; al contrario, se deja encontrar por aquellos que le buscan con fe y sinceridad. Esta búsqueda requiere disciplina espiritual, oración constante y una vida guiada por la Palabra.
La advertencia final es también un recordatorio solemne: no podemos jugar con la gracia de Dios. Así como Él abre puertas a quienes le obedecen, también advierte que el apartarse de Él trae consecuencias. Esto debe motivarnos a permanecer firmes en la fe, sin desviar nuestros pasos hacia los caminos de la desobediencia.
Amado lector, que esta exhortación de David a su hijo sea también una exhortación para tu vida. Reconoce al Señor en todas tus decisiones, sírvele con todo tu corazón, búscale en oración y permanece en sus caminos. De esta manera, no solo encontrarás dirección y fortaleza, sino también la seguridad de que tu vida estará en las manos del Dios eterno. Amén.