El decir «Si buscas al Señor, entonces lo encontrarás», es cierto ya que Él es tan real como el aire que respiramos cada día.
Muchas personas son las que no creen en que nuestro Dios se manifieste en el momento preciso, bueno, no cuando tú decidas, más bien cuando Él diga que ya es la hora, debemos recordar que Dios actúa bajo Su voluntad y no bajo la presión de un humano mortal.
No dudamos de que Dios día tras día escucha nuestras súplicas, un corazón contrito y humillado delante del Señor, este no es rechazado, en este caso en el capítulo 28 del primer libro de Crónicas, David aquí estaba hablando a su hijo Salomón:
Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre.
1 Crónicas 28:9
El rey David sabía que debía preparar a su hijo, instruyéndole en las normas y estatutos del Señor, que para sostener su reinado y su futuro, pues éste debía buscar la sabiduría del Señor, es por eso que David da estos consejos a Salomón.
David continuaba diciéndole a Salomón, que sirviera a Dios con gran amor, con toda perfección y devoción, voluntariamente y que le reconociera como su único Dios grande y poderoso.
David le dejó bien claro a su hijo, que todo su éxito, fue porque entre Dios y él había una buena relación. Es por eso que este consejo que David da a Salomón su hijo era para que se acordara cada vez que escuchara otra voz.
Reflexión final
La enseñanza de este pasaje es clara: buscar a Dios no es un acto pasajero, sino un compromiso continuo de vida. El Señor no se esconde, sino que se revela a quienes le buscan con corazón sincero. Su Palabra nos recuerda que Él escudriña los corazones, lo que significa que no basta con las apariencias externas de religiosidad, sino que Dios conoce las intenciones más profundas de nuestra alma. Esto debe llevarnos a vivir con transparencia delante de Él, reconociendo que nada podemos ocultar a Su presencia.
David sabía que un reinado sin la guía de Dios estaba destinado al fracaso. De la misma manera, nuestra vida sin el Señor carece de dirección y propósito. Podemos alcanzar metas terrenales, acumular riquezas o ganar reconocimientos, pero si Dios no está en el centro, todo es vano. En cambio, cuando lo buscamos con sinceridad, Su sabiduría nos guía, Su amor nos sostiene y Su gracia nos fortalece en cada decisión.
Este consejo no fue solo para Salomón, sino también para nosotros hoy. En tiempos de confusión, incertidumbre y tentaciones, debemos recordar que Dios siempre está dispuesto a ser hallado por quienes lo buscan. Pero también debemos tomar con seriedad la advertencia de David: “si lo dejares, él te desechará”. Alejarnos del Señor trae consecuencias, porque fuera de Él no hay luz ni vida. Por eso es vital mantenernos firmes en la fe y constantes en la oración.
Amado lector, este pasaje nos invita a reflexionar: ¿cómo estás buscando a Dios? ¿Lo haces solo cuando tienes necesidad, o lo buscas cada día como tu mayor tesoro? Que nuestra respuesta sea como la de David, un corazón que confía plenamente en su Creador y que entiende que solo en Él está la verdadera vida. Busquemos al Señor con todo nuestro corazón, y sin duda lo hallaremos, porque Él es fiel a Su promesa. Amén.