Ten misericordia de mí, oh Jehová; Porque a ti clamo todo el día

Cada día de nuestras vidas debemos acudir a nuestra única fuente la cual es nuestro Dios grande y poderoso, rico en misericordia, grande en poder.

Sin Dios nuestras vidas estuvieran vacías, no estuviéramos seguros, tendríamos desesperación en nuestros corazones. Pero no, el Señor está presente y por eso nos sentimos reconfortados por el gran amor de Él hacia nosotros, el Señor es quien sostiene nuestros pensamientos, solo nuestro Señor nos hace más fuertes.

No sintamos duda de que nuestro Dios está a nuestro lado, porque Dios siempre estará con nosotros, no te olvides de Tu Señor en ningún momento. Ve y acude al Señor, así sea que estés pasando por un mal momento, ve a Él y Él no te rechazará.

Ten misericordia de mí, oh Jehová; Porque a ti clamo todo el día.

Salmos 86:3

En el versículo anterior parecería que el Señor no atendía al llamado de David, pero no es así, ya que David tenía una plena conexión con Dios. Era ya una costumbre ver las súplicas hechas por el salmista hacia Dios, había ocasiones en las que David sí necesitaba la rápida respuesta de Dios en su vida, ya que en ocasiones David decía: «inclina tus oídos y escucha mi voz».

Hay momentos en que también nosotros nos vemos en luchas fuertes y aun las que son más leves, y tendemos a desesperarnos y a desmayar, y es por eso que acudimos rápidamente al llamado de Dios así como David también lo hizo en el versículo que acabamos de leer.

Confiemos en Dios, clamemos a Él, pero nunca dudemos que Él siempre está escuchando nuestro clamor y atenderá a nuestro llamado en el momento preciso.

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No ignoremos las maquinaciones del enemigo
Andemos según sus mandamientos
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