La persona que tiene a Cristo en su corazón debe mostrar para con los demás ese amor que Jesucristo mostró a todos cuando anduvo en esta tierra, y eso lo aprenderemos en este artículo que está basado en el capítulo 2 de la segunda carta del apóstol Pablo a Timoteo.
Es difícil cuando cada cada día que pasa, en nuestro camino de llevar el mensaje de salvación, encontrar diversos tipos de personas, unos que creen un poco, otros que creen y otros con son totalmente incrédulos, de los cuales muchos llegan al extremo de burlarse en nuestras mismas caras del evangelio de Cristo.
Es por eso que en el capítulo mencionando en el primer párrafo de este artículo vemos al apóstol Pablo hablando a Timoteo sobre la conducta de un obrero de Cristo. Pablo instruye a Timoteo y a sus discípulos a no discutir y no usar palabras descompuestas, pues esto puede poner las cosas peor, sino a actuar con mansedumbre y sabiduría, y evitar a toda costa todo aquello que provoque contiendas:
Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido;
2 Timoteo 2:24