Cuidaos de los engañadores

Hermanos en Cristo Jesús, debemos tener mucho cuidado al escuchar personas que dicen hablar de parte de Dios, pero en realidad son unos engañadores, porque como cristianos y seguidores de Cristo debemos, estudiar sus palabras para que así todo el que anda tergiversando la palabra de Dios sea conocido como engañador.

Es muy importante que siempre estemos alerta, de tiempo en tiempo vienen muchos engañadores diciendo venir en el nombre de Jesús, estos dicen que son profetas, predicadores, pero en realidad son armas que usa el enemigo para sacar a todos los seguidores de Cristo del propósito para el cual fueron llamados.

Actuemos con mucho cuidado ante toda estas cosas que están pasando, es por eso que tenemos a Dios y Su palabra para poder desenmascarar las artimañas del enemigo.

7 Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo.

8 Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo.

2 Juan 1:7-8

Este consejo podemos tomarlo para estos días. No es un secreto que por ahí andan muchos falsos distorsionando la palabra de Dios para usarla para sus beneficios personales. Cuidémonos de estos falsos maestros, ya que estos son un gran peligro para la iglesia de Cristo.

Sigamos estudiando la Palabra de Dios para que no podamos ser engañados y podamos recibir nuestro galardón completo. Cubrámonos con la cobertura de nuestro Señor, resistamos hasta el final, y un día estaremos con Él en el reino de los cielos.

Reflexión final

La advertencia sobre los falsos maestros y profetas no es solo un tema de los tiempos bíblicos, sino una realidad constante en cada generación. El enemigo ha usado siempre el mismo método: distorsionar la Palabra de Dios, disfrazar la mentira con apariencia de verdad, y sembrar confusión en los corazones de los creyentes. Desde el Edén, cuando la serpiente tergiversó las palabras del Señor, hasta nuestros días, el propósito es el mismo: apartar al hombre de la verdad de Cristo.

Hoy, más que nunca, debemos desarrollar discernimiento espiritual. No basta con escuchar un buen discurso, una voz elocuente o un mensaje motivador. Debemos escudriñar las Escrituras, porque ellas son la regla perfecta para probar toda enseñanza. El apóstol Pablo también lo advirtió en Gálatas 1:8: “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema”. Es decir, cualquier mensaje que contradiga la verdad de Cristo debe ser desechado sin vacilar.

El peligro de los falsos maestros radica en que muchas veces se presentan como ángeles de luz, hablan con suavidad, pero sus intenciones son egoístas. Buscan poder, reconocimiento o ganancia personal. Por eso, el apóstol Juan nos exhorta a mirarnos a nosotros mismos, a mantener firme la fe que hemos recibido y a cuidar nuestro caminar para no perder el fruto del trabajo espiritual. El galardón completo está reservado para los que permanecen en la verdad, no para los que se dejan arrastrar por corrientes engañosas.

Como iglesia, debemos estar unidos en la oración, fortalecidos en la Palabra y con la mirada fija en Cristo. Cuando el creyente desarrolla una vida de intimidad con Dios, el Espíritu Santo le da discernimiento para distinguir entre la verdad y el error. Así, ninguna doctrina falsa podrá movernos, porque estaremos firmes en la roca que es Cristo Jesús.

Amados hermanos, no dejemos que el enemigo robe lo que el Señor ha sembrado en nuestros corazones. Perseveremos en la doctrina sana, vivamos en obediencia y confiemos en que nuestro Señor guardará a Su iglesia hasta el día de Su venida. Porque, aunque los falsos se multipliquen, la verdad de Cristo permanece para siempre.

El siervo del Señor debe ser amable con todos
A los que le temen a Dios les irá bien