Persiste en lo que has aprendido

El apóstol Pablo siempre exhortó contra las falsas doctrinas y sobre las buenas costumbres que debemos tener como buenos sirvientes de Cristo. Y en los siguientes versos que veremos a continuación debemos tener mucho cuidado de qué manera lo vamos a interpretar, ya que la Palabra de Dios no es de interpretaciones personales. Veamos qué dice Pablo a Timoteo:

14 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido;

15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.

2 Timoteo 3:14-15

¿Qué quiere decir «persiste en lo que has aprendido»?

Debemos tener cuidado en usar este título simplemente para fortalecer cosas culturales que creemos. El apóstol Pablo lo usa bajo la primicia de que Timoteo había sido enseñado «bien» de acuerdo a la Doctrina de Cristo. Es como cuando Juan escribe: «Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros» (1 Juan 2:24).

Pablo no estaba pidiendo a Timoteo que fortaleciera palabras vacías enseñadas por hombres, sino que fortaleciera y que permaneciera en la Palabra de Dios, la cual le había sido enseñada.

De la misma manera el Señor nos da el mandato de que permanezcamos en Su Palabra, que no nos desviemos, a pesar de cómo estemos viendo en la dirección tan mala que camina este mundo.

Reflexión final

Estas palabras del apóstol Pablo nos muestran la importancia de la formación espiritual desde la niñez. Timoteo fue instruido por su madre y su abuela en las Sagradas Escrituras (2 Timoteo 1:5), lo que le permitió crecer con bases firmes en la fe. De igual manera, nosotros debemos transmitir a nuestros hijos y a las nuevas generaciones la verdad de la Palabra de Dios, porque esa es la única enseñanza que permanece para siempre. Las tradiciones humanas cambian, las ideologías del mundo se desvanecen, pero la Palabra del Señor permanece para siempre (Isaías 40:8).

Persistir en lo aprendido no significa aferrarse ciegamente a costumbres o prácticas humanas, sino permanecer en las enseñanzas puras del Evangelio. Significa que, aunque vengan nuevas filosofías, doctrinas de hombres o corrientes modernas que quieran distorsionar la verdad, debemos estar firmes en lo que la Escritura enseña, porque solo ella puede hacernos sabios para salvación. Y esa sabiduría no es intelectual ni pasajera, sino eterna, pues nos lleva directamente a Cristo, el único camino, la verdad y la vida (Juan 14:6).

Hoy más que nunca, en un mundo lleno de relativismo y confusión, necesitamos volver a las raíces de la fe y mantenernos en lo que hemos aprendido de Cristo. No se trata de vivir de recuerdos o tradiciones vacías, sino de aplicar la Palabra en nuestro diario vivir: en el hogar, en el trabajo, en la iglesia y en medio de la sociedad. Esa perseverancia en la verdad es la que nos da estabilidad, paz y dirección en medio de tiempos de incertidumbre.

Amados hermanos, seamos como Timoteo: personas que desde jóvenes aprendemos a valorar la Palabra de Dios y que cuando crecemos no la dejamos a un lado. Perseverar en ella es perseverar en Cristo mismo, porque Él es la Palabra hecha carne (Juan 1:14). No te dejes arrastrar por las falsas doctrinas ni por las corrientes de este mundo; más bien, afirma tus pasos en la verdad que has recibido. Recuerda que permanecer en lo aprendido no es estancarse, sino profundizar en el conocimiento de Dios y permitir que Su Palabra transforme cada área de tu vida.

Que cada uno de nosotros, como Timoteo, pueda escuchar también esta exhortación de Pablo y guardarla en su corazón: «Persiste en lo que has aprendido». Esa persistencia nos llevará a mantenernos firmes hasta el día de Cristo, seguros de que la fe que hemos recibido no es en vano, sino que nos conduce a la salvación eterna.

A los que le temen a Dios les irá bien
Padres, no hagan enojar a sus hijos, para que no se desanimen