Dios es grande

Hermanos, nuestro Dios es grande, nunca dudemos eso, Él nos ayuda, nos sustenta y nos da abrigo, Él es un Dios que nos conduce por nuestro mejor camino y nos hace pisar firme.

Conocer al Señor, entregarse a Él, es lo mejor que le puede pasar a una persona, conocer al Dios grande y creador de todas las cosas, que hace justicia y que Su misericordia está todos los días en nuestras vidas. ¿Cómo podemos dudar de lo grande y maravilloso que es nuestro Dios?

Dios es muy grande y es capaz de ayudar a quienes le buscan, levantándolos y fortaleciéndolos en los momentos de debilidad. Job habló sobre la grandeza de Dios:

He aquí que Dios es grande, pero no desestima a nadie; Es poderoso en fuerza de sabiduría.
Job 36:5

A veces somos personas tan incrédulas que viendo las cosas frente a nuestros ojos no creemos a un Dios tan maravilloso, que hace maravillas en nuestras vidas. Pero nuestro Dios es grande, tan grande y misericordioso que aún nosotros no creyendo nos da cosas que no merecemos.

Job dice claramente que Dios es grande. Aún cuando Job se encontraba en el momento más difícil de su vida, reconoció la grandeza, poder y sabiduría de nuestro Dios. Con toda claridad este hombre hace esta declaración diciendo que Dios es poderoso en fuerza de sabiduría, porque así como Él es grande y fuerte, también es Su poder y Su sabiduría, enseñándonos cosas buenas a seguir en pie.

Cuando meditamos en la grandeza de Dios, nos damos cuenta de que todo lo que existe está bajo Su control. Desde lo más pequeño como el latido de nuestro corazón, hasta lo más grande como el movimiento de las estrellas, todo es sostenido por Su mano. El salmista también expresó: “Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza” (Salmos 96:4). Estas palabras nos recuerdan que nuestro Dios no solo es poderoso, sino digno de nuestra adoración sincera.

Es triste que muchos en la actualidad busquen grandeza en las cosas materiales o en logros humanos, olvidando que la verdadera grandeza está en Dios. Ningún éxito terrenal, por más impresionante que sea, puede compararse con la grandeza del Creador. Él es eterno, infinito en poder y amor, y solo en Él hallamos propósito y descanso verdadero.

La grandeza de Dios también se manifiesta en Su misericordia. Aunque somos imperfectos y fallamos cada día, Él no nos rechaza, sino que nos extiende Su mano de perdón. ¿Cuántas veces hemos experimentado Su gracia cuando pensábamos que todo estaba perdido? Esa es una muestra palpable de Su amor infinito. Tal como dice Lamentaciones 3:22-23: “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad”.

Además, la grandeza de Dios se refleja en cómo transforma vidas. Muchos testimonios alrededor del mundo nos confirman que cuando una persona se rinde a Cristo, su vida cambia radicalmente. Donde había tristeza, llega la alegría; donde había odio, entra el amor; donde había desesperanza, resplandece la fe. Ese poder transformador es evidencia de que nuestro Dios sigue siendo el mismo de ayer, hoy y por los siglos.

Querido lector, cuando pienses que tus problemas son demasiado grandes, recuerda que Dios es aún más grande. No hay enfermedad, crisis económica, soledad o temor que pueda vencer al Señor. Él es nuestro refugio seguro, nuestra fortaleza en medio de la tormenta y nuestra guía en medio de la confusión.

Por eso, no pongamos nuestra confianza en los hombres, en el dinero o en el poder terrenal, sino en el Señor. Su grandeza no tiene límites, Su sabiduría es perfecta y Su amor es eterno. Job lo reconoció en su sufrimiento, y nosotros hoy también podemos proclamar: “He aquí que Dios es grande”.

Creamos a nuestro Dios, adoremos Su nombre porque Su gloria es grande, Su imperio es magnífico, y Su poder es por los siglos de los siglos. Vivamos confiados en que estamos en manos del Creador, y que cada paso que damos está bajo Su cuidado. Al final, lo más importante es reconocerlo en todos nuestros caminos, para que Él enderece nuestras sendas (Proverbios 3:6).

Conclusión: Recordemos siempre que nuestro Dios es grande. Él nos sostiene, nos perdona y nos da esperanza en medio de cualquier circunstancia. Vivamos para honrarle, adorémosle con un corazón sincero y confiemos en Su grandeza que nunca falla. He aquí que Dios es grande, y no hay otro como Él.

Bendice a Dios y no olvides Sus beneficios
Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas