Aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrer estado será muy grande

La vida está llena de momentos de gozo y de momentos de prueba. Todos, en algún punto, enfrentamos días en los que sentimos que las fuerzas se acaban, en los que la incertidumbre golpea nuestro corazón y pensamos que no podremos continuar. Sin embargo, la Palabra de Dios nos recuerda que no estamos solos, que incluso en medio de la dificultad Él permanece fiel, dándonos esperanza y sosteniéndonos con Su mano poderosa. Por eso, este mensaje es una invitación a confiar, a esperar y a dar gracias en todo momento, porque el final que Dios tiene preparado es mucho mejor de lo que podemos imaginar.

Hermanos, debemos dar gracias a Dios cuando vienen estos momentos difíciles, pero hay una gran noticia: No es tu último día porque El Señor tu Dios te ayudará y te bendecirá.

Aunque hayas tenido un principio difícil, que hayas sentido que todos te han dado la espalda, nuestro Dios no, Él está siempre presente fortaleciéndote y abriendo caminos, quitando toda piedra de tropiezo.

Después de tantas pruebas y dificultades viene lo mejor, llegará tu enorme bendición por adorar a Dios en tus momentos difíciles, por resistir todas aquellas adversidades que llegaron a ti, ¿Sabes por qué pudiste resistir? Porque Dios nunca te dejó solo, Él te acompañó en todos tus procesos, porque aunque ese principio fue doloroso, Dios te engrandecerá más adelante.

En el libro de Job encontramos unas palabras muy alentadoras que nos confirman que una búsqueda constante de Dios nos puede ayudar a salir victoriosos en los momentos de dificultad:

5 Si tú de mañana buscares a Dios, Y rogares al Todopoderoso;

6 Si fueres limpio y recto, Ciertamente luego se despertará por ti, Y hará próspera la morada de tu justicia.

7 Y aunque tu principio haya sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande.

Job 8:5-7

Es claro que cada día debemos acercarnos al Señor, que desde temprano podamos bendecir Su nombre, aun en medio del dolor, en medio de la crisis que estemos pasando, confiemos siempre en Él.

Busquemos constantemente de nuestro Dios, al levantarnos, al acostarnos, aún en medio del trabajo, mantengamos nuestra mente conectada al Altísimo, confiemos en Él, pidámosle fuerza, pidámosle paciencia para soportar esta prueba, tratemos de andar limpios y rectos delante de Él.

Si haces todo lo que acabamos de mencionar en el párrafo anterior, Él hará justicia por ti, bendecirá en todo tu camino, y hará que al final de tu jornada tú puedas vencer, que puedas decir un día «Gracias Señor por haberme ayudado a superar esta situación». Dios está contigo.

Cuando analizamos la historia bíblica, encontramos innumerables ejemplos de hombres y mujeres que comenzaron en debilidad, pero que terminaron en gloria porque confiaron en Dios. José fue vendido por sus hermanos y llevado como esclavo a Egipto, pero al final se convirtió en gobernador de aquella nación y salvó a su familia del hambre. Moisés huyó al desierto sintiéndose incapaz, pero Dios lo levantó como libertador de Su pueblo. Y Job, quien perdió todo, terminó recibiendo el doble de lo que tenía porque se mantuvo fiel en medio del dolor. Todos estos ejemplos nos recuerdan que el final con Dios siempre es mejor.

De la misma manera, en la vida cotidiana, también vemos cómo el Señor responde a quienes confían en Él. Quizás hoy no tengas un trabajo estable, quizás tu salud esté siendo probada, o tal vez tu hogar atraviese un tiempo de crisis, pero no olvides que tu historia no termina en ese capítulo. Dios tiene la última palabra, y si confías en Él, tu postrer estado será mayor que el primero.

Esto también nos enseña a no vivir del desánimo ni de las quejas, sino a mantener un corazón agradecido. La gratitud abre puertas de bendición, mientras que la murmuración nos cierra al propósito divino. Por eso, aunque la prueba sea dura, el agradecimiento debe estar siempre en nuestros labios. Cuando agradeces a Dios, aun en medio del dolor, demuestras que confías en Su plan y reconoces que Él sigue teniendo el control.

Querido lector, nunca olvides esta promesa: aunque tu principio sea pequeño, tu final será grande si permaneces en la fe. El mismo Dios que estuvo contigo en el valle, será quien te levante a lo alto. No te detengas en el dolor, no te detengas en el fracaso, sigue adelante confiando en que la victoria ya está escrita por la mano de Dios.

En conclusión, los momentos difíciles son temporales, pero la gloria que Dios tiene para ti es eterna. Aférrate a Su Palabra, mantén tu confianza y recuerda que lo que hoy parece tu final, en realidad es el inicio de un nuevo comienzo bajo la bendición del Señor. Cree, confía y espera, porque tu final será mayor y tu testimonio servirá para bendecir a otros que atraviesen situaciones similares.

La vida es corta
Mejor son dos que uno