En la vida nos encontramos diferentes tipos de frases, las cuales muchas tienen sentido y otras no, por eso es bueno tomar en cuenta algo muy importante: Debemos ser sabios en los caminos del Señor y andar con personas sabias, porque de los sabios sacaremos algo bueno.
La persona que practica la sabiduría, esta solo busca hacer las cosas bien, practicar todo lo bueno, enseñar a aquel que no porta de esta sabiduría. Es por eso que el hombre que anda con sabio, éste se puede también convertir en sabio, porque de lo bueno que practica el otro sabio, pues su compañero lo aprenderá y lo pondrá en práctica.
También podemos hablar de las personas malas, es decir, aquellas que son necias, pero, ¿qué hacen aquellas personas necias? Estas hacen lo malo, todo lo que está desordenado en su mente, esto practican. También podemos poner por ejemplo aquellos que se juntan con los necios, estos también harán lo que hacen sus compañeros, ya que no tienen otra cosa que hacer.
El que anda con sabios, sabio será; Mas el que se junta con necios será quebrantado.
Proverbios 13:20
No te juntes con personas que sabes que tienen malos pensamientos, ni te hagas compañeros de ellos, porque de ellos solo aprenderás cosas malas y desagradables delante de Dios. Es mejor acercarte a personas sabias, ya que de ellos aprenderás sabiduría.
Seamos selectos en cuanto reunirnos con otras personas, ver su aporte bueno en nuestras vidas, porque todos aquellos que se juntan con malos, pues de ellos aprenderán maldad, y el malo será quebrantado.
Reflexión final
La enseñanza de Proverbios 13:20 es más profunda de lo que parece a primera vista. El sabio Salomón, inspirado por Dios, nos está recordando un principio eterno: nuestras compañías influyen en nuestro carácter. Ninguno de nosotros es completamente inmune a la influencia de los demás. Si caminamos con personas que buscan a Dios, que procuran la rectitud y la verdad, inevitablemente absorberemos parte de esa sabiduría. Pero si, por el contrario, nos rodeamos de personas que viven en necedad, despreciando la voluntad del Señor, tarde o temprano ese estilo de vida nos alcanzará.
La Biblia está llena de ejemplos que ilustran esta verdad. Pensemos en Jonatán, el hijo de Saúl, quien fue amigo íntimo de David. Esa amistad fortaleció a David en tiempos difíciles y le dio ánimo en medio de la persecución. Ahora bien, pensemos también en los amigos de Job. Aunque al principio se sentaron con él en silencio, luego sus palabras no fueron de consuelo sino de acusación, mostrándonos que no toda compañía es edificante. Estos relatos nos enseñan que debemos discernir a quién permitimos hablar a nuestros corazones.
Hoy en día, este principio se aplica tanto a nuestras amistades físicas como a las virtuales. Las personas con las que compartimos tiempo, los mensajes que recibimos en redes sociales, los consejos que permitimos entrar en nuestro corazón, todo esto moldea quiénes somos. Si lo que nos rodea está lleno de necedad, burlas hacia Dios o menosprecio por lo espiritual, nuestra fe puede debilitarse. Pero si decidimos rodearnos de personas sabias, de aquellos que aman al Señor, entonces creceremos en gracia y verdad.
Por eso, es importante pedirle al Señor discernimiento para elegir nuestras amistades y compañeros de camino. El sabio no es perfecto, pero busca siempre la dirección de Dios. El necio, en cambio, persiste en sus propios deseos y rechaza la corrección. La diferencia entre uno y otro no solo afectará nuestras decisiones, sino también nuestro destino espiritual.
Amado hermano, examina hoy tu entorno. Pregúntate: ¿las personas con las que paso tiempo me acercan más a Dios o me alejan de Él? ¿Me inspiran a leer Su Palabra, a orar, a buscar la santidad, o me arrastran hacia pensamientos y acciones que no agradan al Señor? No olvidemos que caminar con los sabios es caminar hacia la vida, pero andar con necios lleva al quebranto. Tomemos la decisión de buscar siempre la compañía de aquellos que edifican, que nos guían al temor de Dios y que nos motivan a vivir una vida recta. Así seremos contados entre los sabios, y nuestro camino estará bajo la bendición del Señor.