Cómo ser un verdadero discípulo de Cristo

Jesús en todo Su camino, enseñaba acerca de permanecer en Sus caminos, y llevar Su palabra en nuestros corazones. Claramente todo aquel que hiciera estas cosas, podía ser un verdadero discípulo.

En aquel tiempo en las predicas de Jesús, aparecían personas de todos los lados, muchos de los cuales buscaban esperanzas en el Señor, también sabemos que otros buscaban otros beneficios, y aún algunos llegaban para acusarlo.

31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;

32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

Juan 8:31-32

Jesús en este capitulo, nos habla que Él llevaba la palabra de verdad, para libertar a aquellos que creían en Él, aquellos que eran esclavos del pecado y que a la vez querían ser libres por Su palabra.

Es claro que lo que Jesús estaba tratando de hacer con aquellos que creen, es hablarle de la verdad y del compromiso que tenían siendo verdaderos discípulos.

En verso 31, vemos que Jesús, a los judíos que habían creído a la palabra que el Señor, les había traído para que fuesen libres, a estos les dijo que si permanecen en Sus caminos, serían verdaderamente Sus discípulos. Esto estaba pasando porque los judíos creyeron en lo que Jesús estaba diciendo, pero el Maestro también les dice algo más, que nos llevará a tener paz.

Jesús dijo: «Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres». Es que conociendo la verdad, tu vida será mejor, porque ya no te encontrarás bajo ninguna esclavitud del pecado, sino actuando bajo la voluntad de Dios y conociendo más y más de la palabra del Señor, pero ante todo, permanecer en ella.

Reflexión final

Estas palabras de Jesús siguen teniendo un impacto profundo en nuestra vida cristiana hoy en día. El llamado a permanecer en Su palabra no es algo pasajero ni superficial, sino una invitación a la constancia, a la fidelidad y a la obediencia diaria. Ser discípulo no significa solo escuchar a Jesús una vez, sino mantener un caminar constante con Él, abrazar Sus enseñanzas y ponerlas en práctica aun en medio de las pruebas y dificultades. La permanencia en la Palabra es lo que distingue a un creyente superficial de un verdadero discípulo.

Cuando Jesús afirma que «la verdad os hará libres», nos está mostrando que la libertad verdadera no depende de circunstancias externas, del dinero, del poder ni de la posición social, sino de una relación personal con Él. El pecado esclaviza, confunde y arrastra a las personas hacia la destrucción, pero Cristo, con Su verdad, rompe las cadenas y nos da una nueva identidad: hijos de Dios redimidos y libres para vivir conforme a Su voluntad.

El mundo actual habla mucho de libertad, pero la libertad que ofrece es engañosa, porque muchas veces es una libertad para pecar y autodestruirse. En cambio, Jesús ofrece una libertad que transforma, que da paz, que cambia el corazón y que nos conduce a la vida eterna. Permanecer en la Palabra significa alimentarnos cada día de ella, meditar en sus enseñanzas, obedecer sus mandatos y dejar que sea lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestro camino (Salmos 119:105).

Por lo tanto, hermanos, preguntémonos hoy: ¿estamos permaneciendo en la Palabra? ¿Somos discípulos genuinos o solo seguidores temporales? La invitación de Cristo sigue vigente: permanecer en Su palabra, caminar en Su verdad y disfrutar de la libertad que solo Él puede darnos. Que nuestro compromiso no sea de un día, sino de toda la vida, porque en esa permanencia encontraremos la verdadera paz y la verdadera libertad.

Advertencia contra la apostasía
La gloria no es para nosotros sino para Dios