Señor, presento en oración a Tu amada iglesia, para que la ayudes cada día, a buscarte cada día, a seguir Tu camino recta , por eso hago esta oración para que Tu santo espíritu esté con cada uno de nosotros como dice Tu santa palabra.
Continúo orando solo a Ti mi Dios porque sé que Tú no nos desampararas, más bien nos ayudarás en nuestros momentos difíciles, Tú Señor fuiste que llamaste a la iglesia y también Tú oh Dios la respaldarás porque Tú eres fiel y verdadero. Que esta oración pueda llegar cada día más y más al trono de Tu gracia.
Oro solo a Ti porque Tú eres el único Dios y salvador, Tú eres el que fortalece a tu iglesia, no la dejas sola, sino que estás presente todo el tiempo. Oro a Ti porque creo en que Tu poder y Tu amor seguirá uniendo Tu santa iglesia.
Señor, creo y sigo confiando en que Tu iglesia seguirá adelante con el poder de la oración que cada día hacemos solo a Ti, por eso Te sigo pidiendo por la iglesia, y es por eso que confiamos fielmente en Tu Palabra:
Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Mateo 16:18
Gracias mi Dios porque Tú siempre escuchas nuestras oraciones y cuidas Tu iglesia, por eso nos humillamos cada día en oración, en comunión hacia a Ti, orando y creyendo en que Tu iglesia seguirá firme en Tu poderoso nombre.
Señor Jesús, Te seguimos pidiendo que siempre fortalezcas Tu santa y bendita iglesia, yo Te lo pido Señor, Tú, oh Dios, nuestro salvador, a Ti rendimos todo honor, en el nombre de Tu hijo amado Jesús, amén.
La oración por la iglesia es un recordatorio de la unidad que debemos mantener como cuerpo de Cristo. Cada petición, cada clamor y cada acción de fe nos acerca más al propósito que Dios tiene con nosotros. La Biblia nos enseña que la iglesia es la novia de Cristo, y como tal, debe permanecer pura, fortalecida y en constante comunión con su Señor. Por eso, cada vez que elevamos una oración por la iglesia, no solo intercedemos por un grupo de creyentes, sino que también reafirmamos nuestra responsabilidad como parte de ese cuerpo espiritual.
Es importante recordar que el poder de la iglesia no radica en la fuerza humana, ni en los recursos materiales, sino en la presencia del Espíritu Santo que la sostiene. Las puertas del Hades no prevalecerán contra ella porque ha sido edificada sobre la roca firme que es Cristo Jesús. Esta promesa debe llenarnos de confianza, especialmente cuando enfrentamos tiempos difíciles, persecuciones o divisiones, ya que sabemos que la obra de Dios es eterna y nada podrá destruirla.
Por eso, amados hermanos, perseveremos en la oración, fortalezcamos nuestra fe y mantengamos la mirada en Cristo. La iglesia de Dios seguirá siendo luz en medio de las tinieblas, seguirá anunciando el evangelio y continuará siendo un refugio espiritual para todo aquel que busca esperanza. Que esta reflexión final nos impulse a ser fieles, a vivir en obediencia y a recordar siempre que somos parte de un pueblo escogido para anunciar las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a Su luz admirable.
