Oración para que mi hijo consiga un buen trabajo

Señor, aquí en este momento te presento la vida de mi hijo, él está en Tus poderosa manos, estoy aquí clamando por él para que Tú le bendigas con un buen trabajo, oh Señor, solo Tú conoces su corazón, Tú, oh Dios, eres quien le cuidad cada día, es por eso que no me canso de orar a Ti porque sé que eres fiel.

Oh Dios, ¿a quién acudiré en oración sino a Ti? Porque Tu misma Palabra dice «no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan». Esto Señor es porque solo Tú eres justo, es por eso que me postro de rodillas y en alabanzas oro a Ti.

Confío en Ti, porque cuando me arrodillo ante Ti, pues mi fe y mi confianza aumentan, y creyendo en Ti sé que me responderás y bajo Tu voluntad bendecirás a mi hijo con un buen trabajo. Te agradezco porque aunque no haya llegado ese día, es porque Tú estás esperando el momento indicado porque todo lo que das a tus hijos es bueno, gracias Señor.

Señor, mi hijo es temeroso de Ti, anda recto en Tus caminos, gracias Señor por ese grande privilegio que le das de ser Tu hijo, Te doy gracias y espero que mi hijo sea bienaventurado como dice en los siguientes versículos:

1 Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos.

2 Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado serás, y te irá bien.

3 Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa.

4 He aquí que así será bendecido el hombre que teme a Jehová.

Salmos 128:1-4

Mi oración siempre estará puesta en Tus manos, por eso no me canso de decir «gracias Señor, gracias porque Tú me das fuerzas nuevas para seguir orando por mi hijo, porque con el buen trabajo que le darás, él tendrá buenos frutos y sus hijos tendrán paz sobre toda su casa».

Reflexión final

Cuando un padre o una madre eleva una oración por sus hijos, está declarando no solo amor, sino también fe en un Dios que es proveedor y cuidador. Esta oración por un empleo no se limita únicamente a una necesidad material, sino que es una súplica por estabilidad, bienestar y la oportunidad de que el hijo glorifique a Dios a través de su esfuerzo. En cada palabra hay confianza en un Padre celestial que nunca abandona, que abre puertas donde parece no haber salida y que honra la fe de los que claman con sinceridad.

El trabajo es más que un sustento económico: es un medio por el cual se dignifica la vida, se bendice a la familia y se honra al Señor. Cuando pedimos a Dios por un empleo para nuestros hijos, también estamos pidiendo que ellos puedan ser luz en su lugar de trabajo, que sus manos sean usadas para servir, y que su testimonio sea de fidelidad. No hay mejor herencia que un hijo temeroso de Dios, que aprende a depender del Señor en cada área de su vida.

Este tiempo de espera puede convertirse en una prueba de paciencia, pero también en una oportunidad de crecimiento. El silencio de Dios no significa ausencia, sino que está preparando el mejor momento y la mejor puerta. El salmista lo expresó con claridad: “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en Él; y Él hará” (Salmos 37:5). Esa es la certeza que debe llenar el corazón de todo padre: que Dios ya está trabajando en favor de su hijo.

Por eso, no desmayes en la oración. Así como Ana clamó por Samuel, así también tu oración por tu hijo será escuchada. Declara con fe que el trabajo llegará, que Dios suplirá cada necesidad y que tu hijo será de testimonio en medio de su generación. El Señor no solo le dará sustento, sino que hará de su vida un canal de bendición para otros.

Que esta reflexión te motive a seguir orando sin cesar, confiando en que los planes de Dios son buenos, perfectos y agradables. Aunque la espera parezca larga, la bendición llegará. El Señor levantará a tu hijo con un empleo digno, y así su vida será una muestra del cuidado y la fidelidad de nuestro Dios.

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