Hombres, orad por sus esposas todos los días, presentadlas al Señor para que les ayude a seguir adelante, a seguir siendo buena esposa, y con toda sabiduría seguir al Señor con todo su corazón.
Por eso pedimos cada día en oración al Señor que las cuide y la guarde siempre, oramos a Ti oh Señor Tú que eres digno de gloria y alabanza. Es claramente como dice Tu palabra, que debemos tratar a nuestras esposa como a vaso frágil, por eso Te pedimos que nos ayude a que seamos comprensibles con ellas, ya que Tú, oh Dios, la diste para que el hombre no esté solo y que así teniendo esta compañera, pueda tener familias. Te damos gracias mi Dios.
Que nuestras clamores puedan llegar a Ti Señor, que Tú inclines Tus oídos y escuches nuestras oraciones, por eso vamos delante de Ti para que estés llenándolas de más sabiduría.
Tu palabra Dios siempre nos ayudan a que podamos comprender porque cada cosa tiene que estar en su lugar, Tú nos enseñas a través de Tu palabra que debemos amar a nuestras esposas. y es por eso que invitamos a los demás a que puedan comprender lo que el Señor nos dice a través de su palabra en el siguiente versículo bíblico:
El que halla esposa halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová.
Proverbios 18:22
Tú Señor nos diste esposa por un gran propósito, porque desde el principio de la creación del ser humano, viste que el hombre necesitaba compañera, pues y así hiciste.
El versículo que acabamos de leer dice que quien halla esposa halla ella bien, y esto es así porque nuestras esposas son de mucha bendición, son una gran ayuda para los hombres, mediante ellas se forman las familias, y está con nosotros en los tiempos malos y buenos. Así que, amémosla con todo el corazón.
El valor de la oración por nuestras esposas
La oración por la esposa no debe ser vista como un deber rutinario, sino como un acto de amor profundo. Cuando un hombre se presenta delante de Dios para interceder por su compañera de vida, está reconociendo que solo el Señor tiene el poder de fortalecerla, cuidarla y llenarla de sabiduría. Orar por la esposa significa cubrirla espiritualmente, pedir que su corazón permanezca firme en la fe y que sea guiada en todo momento por el Espíritu Santo.
El apóstol Pedro en su primera carta también exhorta a los esposos a tratar a sus esposas con honra, como a vaso más frágil (1 Pedro 3:7). Esto no significa debilidad, sino reconocimiento de un valor especial que Dios mismo le dio. Una esposa que es amada y respetada florece en su matrimonio, y la familia se fortalece cuando el esposo cumple con este llamado bíblico.
La esposa como bendición de Dios
El libro de Proverbios nos recuerda que hallar esposa es hallar el bien y obtener la benevolencia de Jehová. Esto nos muestra que el matrimonio no es una casualidad, sino un regalo de Dios con propósito eterno. La esposa es compañera, amiga y consejera; con ella se construye un hogar en donde los hijos crecen bajo el temor de Dios. Por eso, cada esposo debe reconocer la bendición que tiene a su lado y no darla por sentada.
Además, la Biblia enseña en Efesios 5:25 que los esposos deben amar a sus esposas así como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Este amor sacrificial nos recuerda que el rol del hombre no es dominar, sino servir, proteger y dar lo mejor de sí mismo en beneficio de su familia.
Aplicación práctica para la vida diaria
Orar por la esposa puede incluir diferentes aspectos: pedir por su salud, su fortaleza espiritual, su paciencia en medio de los problemas, por su rol como madre, e incluso por su desarrollo personal y profesional. Una oración sincera tiene un efecto poderoso, no solo en el corazón de la mujer, sino también en el esposo que aprende a valorar más a su compañera al presentarla cada día delante del Señor.
Los matrimonios enfrentan retos constantes: problemas económicos, enfermedades, desacuerdos, presiones externas y preocupaciones por los hijos. Sin embargo, cuando un esposo ora fielmente por su esposa, Dios interviene y trae paz en medio de la tormenta, abre puertas en momentos de dificultad y fortalece los lazos del matrimonio.
Reflexión final
Queridos hermanos, la oración por nuestras esposas es un acto de amor y obediencia a Dios. No dejemos de presentar cada día a esa mujer que el Señor nos dio como ayuda idónea. Recordemos siempre que ella es parte de nuestra vida, que comparte nuestras alegrías y tristezas, y que con ella caminamos hacia las promesas eternas. Que seamos esposos que no solo proveen lo material, sino que también levantan en oración a su compañera, reconociendo que sin la gracia de Dios nada podemos lograr.
Amemos, valoremos y oremos por nuestras esposas, porque ellas son un regalo divino y una bendición que merece gratitud, respeto y cuidado cada día.